En el marco de la próxima visita del Papa Francisco a México, en Coahuila realizan una tradición muy peculiar que data desde 1920, la cual consiste en regalar el sarape de Saltillo a Papas y otras personalidades.
Dolores González, primera propietaria del taller artesanal "El sarape de Saltillo", comenzó la tradición regalando esta pieza al Santo Padre Pío XI; de ahí a la fecha han pasado siete pontífices y solo dos sarapes no fueron entregados, el de Juan 23 y el de Benedicto XVI.
El símbolo que distingue a la capital coahuilense, el sarape, cambió los colores que semejan los atardeceres de Saltillo, por los de la Santa Sede y los de la bandera Argentina, nación de donde es originario el Papa Francisco.
"Se le puso también la flor del desierto, que es una florecita que nada más cuando llueve nace y florece; se acaba el agua y se muere, vuelve a llover, vuelve a nacer. Entonces es la perseverancia del pueblo del desierto del norte de México", explicó Pablo Esteban Mendoza Oyarzábal, propietario de "El sarape de Saltillo".
La pieza artesanal de 1.30 metros de ancho por 1.95 de largo, fue diseñada por la familia Mendoza Oyarzábal y confeccionada por el maestro tejedor Héctor Tamayo, en una urdimbre o base, de mil 10 hilos de algodón y terminado en lana natural con algunos motivos tintados.
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