Claudio Ranieri: diversión y presión para Leicester campeón

AP

"Dilly ding, dilly dong". Se le escucha tanto esta frase a Claudio Ranieri en los campos del Leicester City, que debió explicar que era una especie de "campana", una forma para llamar la atención a sus futbolistas cuando se "duermen" en el campo; entre broma y broma, su crítica se asoma.

Pero a este "guionista del cuento de hadas" que hoy medio mundo â¬dentro y fuera del futbol- alaba, llegó a Inglaterra rodeado de críticas como: ¿es este exfutbolista de 64 años, con 13 equipos dirigidos y ocho meses sin estar en una banca el que va a rescatarlos?

Y vaya que el Leicester City pensaba en la salvación, pues rozó el milagro (muy distinto) en la campaña 2014-2015, cuando acabó en el puesto 14 con 41 puntos, a seis del descenso, esa región pantanosa donde los foxes perduraron por 24 fechas, 20 de estas en la parte donde más se complica el sueño: el último puesto.

Los mensajes de Claudio taladraron la mente de sus futbolistas desde el comienzo. "Disfruta, no hay presión, solo disfruta" y la necesidad de pensar en un juego: "el siguiente", no el de la final, ni el derby o contra el equipo grande.

La formación tipo de 4-4-2 funcionó tan bien a Ranieri porque afirmó que "antes que cambiar jugadores, hay que cambiar actitudes". No revolucionó el juego, lo impregnó de bases como una presión insaciable en campo rival arriba para que el rival "regale" las ocasiones; esa misma fórmula que sirvió para la mañana imborrable de México en los Juegos  Olímpicos Londres 2012.

Muchos videos del italiano lo muestran con bromas en conferencias de prensa, o dando pizzas a sus futbolistas tras no recibir gol. Lo que no enseñan son las sesiones en que, sin individualizar, usa videos para precisar lo que espera de un jugador en cada posición.

Arropado de los resultados fue como el estratega fue desapareciendo las dudas de su trabajo, esas que de inicio parecían buscar la pesadilla en que su llegada a Leicester, pues llegó precedido del despido en su única aventura por una selección (Grecia), con cuatro juegos y una inolvidable derrota ante Islas Feroe.

Pero Claudio y sus futbolistas crearon un vínculo vía un trabajo: el colectivo, y sin grandes cambios de plantilla le dieron un vuelco a su vida, ya que tras un 2015 con 20 semanas al fondo de una pesadilla, le siguió un 2016 con 21 jornadas de alucinación, 21 fechas liderar la Premier y acabar con el título de liga en un final inimaginable, un cierre de ensueño, pero de los que no se despierta con una campana ni con un "dilly ding, dilly dong".

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