El futbolista Cristiano Ronaldo decide una tarde irse a tomar un té a una terraza de un centro comercial de Madrid, España, con un amigo, así como cualquier otra persona lo haría cualquier tarde, pero el portugués no es cualquier individuo.
Durante el tiempo que tardó en tomarse su café se le acercaron una, dos, tres y hasta... más de una docena de personas a pedirle una foto.