La victoria en tiempo añadido del equipo iraquà de fútbol sobre Qatar, que le valió un puesto en los Juegos OlÃmpicos por primera vez en más de una década, unió al menos por un momento al dividido paÃs en las celebraciones, en medio de la duda guerra contra el grupo Estado Islámico.
Los vecinos salieron a las calles el sábado por la noche y los fuegos artificiales sonaron durante horas, acompañados en ocasiones por disparos de celebración. Cientos de aficionados, muchos cantando y bailando, se reunieron a las afueras del aeropuerto de Bagdad para brindar a los "Leones de Mesopotamia" una bienvenida de héroes tras su clasificación para los Juegos de Brasil en 2016.
"No es sólo una victoria deportiva", dijo Hayder al-Sadi, un funcionario de 40 años. "En Irak, la polÃtica y el terrorismo lo cubren todo, pero el futbol es la única ventana ⬠el único escape⬠para el pueblo iraquÃ".
Irak está inmerso en su segundo año de lucha contra el grupo Estado Islámico, que tomó casi un tercio del paÃs en una ofensiva relámpago en el verano de 2014. El ejército y milicias aliadas han recuperado un puñado de ciudades y pueblos en los últimos meses, pero el paÃs sigue profundamente dividido por religión y etnia.
Pero como en ocasiones anteriores, la selección nacional de futbol permitió al menos durante un momento que los chiÃes, sunÃes y curdos de Irak dejen sus disputas de lado y disfruten de la alegrÃa del triunfo.