Durante un partido en Túnez se registró un suceso nunca antes visto: el silbante no soportó los insultos de la afición y explotó en llanto ante el asombro de los jugadores que se encontraban en la cancha.
El árbitro Yassin Hroh no aguantó la candela y los improperios en contra de su sagrada "jefecita". Incluso los jugadores de los equipos Marsa y CA Bizertin, que se enfrentaban en la Jornada 11 de la liga local, trataron de consolarlo.