Alertado por tantos malos resultados en el Bernabéu, el estadio que se le ha puesto cuesta arriba al Madrid, ver para creer, algo despistado tras ponerse a la cabeza de una cruzada por la modernización del arbitraje que deja secuelas, el campeón recuperó la efectividad para superar al Eibar, que ha despertado de su sueño de la temporada pasada.
Un centro del campo remodelado e inédito, pero que parecía diseñado con buen gusto, con Casemiro, Ceballos, Isco y Modric, resultó el elegido para recuperar sensaciones olvidadas, la de tener un partido tranquilo en casa. Pero no fue el fútbol, pese a la mejoría del segundo tiempo, fue la pegada la que propulsó al Madrid hacia un triunfo claro, pero sin alardes, muy en su estilo de los viejos tiempos, el de las victorias protocolarias en el Bernabéu.