Que tu mamá te lleve a un concierto de Paul McCartney es sin duda una gran experiencia, si a eso le sumas que el exbeatle te elija para subir al escenario y te ofrezca firmarte un autógrafo, la ocasión sería para muchos extraordinaria y saldrían satisfechos.
Pero no fue el caso de Leila. La niña de 10 años fue por más: le pidió tocar el bajo con él, y Paul, convirtió la experiencia en un sueño hecho realidad.
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