Cuando Sierra Yoder estaba embarazada de cinco meses, los médicos le dijeron que su bebé tenía una enfermedad congénita llamada encefalocele: parte del cerebro del bebé estaba creciendo fuera de su cráneo; dijeron que no sobreviviría.
Según la BBC, Sierra y su pareja, Dustin Yoder, habían decidido terminar con el embarazo; sin embargo en el último momento quisieron seguir adelante.
El bebé nació el 31 de octubre de 2015, nació pataleando y llorando como todos los demás bebés.
La pareja estaba feliz, llamaron a su hijo Bentley. A pesar de que los médicos lo dieron de alta, los padres pensaban que en cualquier momento podía morir.
Una luz de esperanza:
La pareja decidió pedir una segunda opinión y se dirigió a un clínica de Cleveland, donde contactaron a especialistas del Hospital Infantil de Boston, que les dijeron que podrían practicarle una cirugía a Bentley.
Y lo hicieron: la cirugía fue un éxito; los expertos que lo operaron se sorprendieron por lo especial que resultaba el caso del bebé:
"Cada caso es único, pero el de Bentley era uno de los más complejos". Mark Proctor, neurocirujano.
Futuro incierto:
A pesar de que la operación fue un éxito, el futuro de Bentley es incierto, ya que según los especialistas puede tardar años en hablar; desconocen cómo evolucionará el pequeño, sin embargo esperan que tenga una vida normal.
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