Ante la posibilidad de un sismo de gran magnitud, funcionarios federales, estatales y militares estadounidenses han estado trabajando conjuntamente con el fin de diseñar planes para cuando ocurra el "Gran Terremoto".
Estos planes de contingencia reflejan profunda ansiedad respecto a la potencial gravedad del desastre que se asoma: más de 14 mil muertes en el peor de los escenarios, 30 mil heridos, miles de personas sin vivienda y un retroceso de años en la economía de la región, si no es que de décadas.
Como una respuesta, lo que proyectistas visualizan es un despliegue de personal civil y militar y de equipo que sería muy superior a la respuesta a cualquier desastre natural que haya ocurrido hasta ahora en Estados Unidos.
Proyectistas federales y estatales de planes de emergencia, así como oficiales militares, han estado teniendo reuniones para identificar qué se puede hacer para reducir la pérdida de vidas y colocar a la región en una mejor posición para recuperarse.