A pesar de la decisión de un juez brasileño de suspender el nombramiento de Lula da Silva, el ex mandatario decidió dar un discurso populista frente a cien mil personas para "reconquistar" a la ciudadanía después de ser reveladas sus conversaciones con Dilma Rousseff.
De hecho, la presidenta de Brasil intentó una leve defensa del ex presidente haciendo una especie de campaña en el norte del país, donde también se refirió a las intercepciones telefónicas.
El presidente de Brasil o de cualquier país democrático tiene garantías constitucionales y no puede tener su teléfono intervenido sin autorización del Tribunal Supremo del país. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil.
Ante estas declaraciones, el Procurador General de la República, Rodrigo Janot, aclaró que "si alguien llama al teléfono que está siendo interceptado (en este caso el de Lula da Silva), esa grabación va a ocurrir independientemente de la persona que sea".