Esa pequeña que llevan en brazos acaba de ser rescatada de entre los escombros de un bombardeo en Siria.
Los integrantes de los Cascos Blancos, una organización civil en ese país que salvan personas, meten a la recién nacida en una ambulancia.
Los chicos, conmovidos al máximo, se rompen en llanto, pues han pasado tres horas al límite de sus fuerzas para salvar la vida de quien es ya una superviviente más de los bombardeos a la ciudad de Idlib.
Afuera los ataques siguen. Aquí se producen las imágenes del horror. Y en Naciones Unidas, las cifras van en aumento: 338 muertos y más de 800 heridos desde que acabó la tregua. Gran parte de ellos son niños.
"Pedimos a aquellos que tienen el poder de hacer que las cosas ocurran, que dejen salir a la gente". Cascos Blancos
Este es un llamamiento a los gobiernos de Siria, Rusia y Estados Unidos, cuyas conversaciones de paz penden de un hilo.
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