No sólo es una mala compañía cuando de conducir se trata, el beber alcohol sin moderación afecta sobre todo dos regiones del organismo: el hígado y el sistema nervioso, además a largo plazo su consumo excesivo tiene efectos irreversibles en la salud.
Unas cuantas copas se traducen en un complicado trabajo para el hígado, el cual es el encargado de descomponerlo y eliminarlo, incluso para procesar tan solo ocho gramos de alcohol (medio vaso de vino o media botella de cerveza clara) tarda una hora. Esa es una de las principales causas de la aparición de la resaca. A largo plazo el hígado se lesiona de manera progresiva dando paso a cirrosis, insuficiencia hepática, cáncer del hígado y finalmente la muerte.
En el sistema nervioso es capaz de provocar discapacidades intelectuales y aumentar el riesgo de: ansiedad, depresión, confusión y demencia.
En estado crónico, causa inflamación del páncreas, hipertensión y derrame cerebral.
En el caso de los adolescentes, los efectos de beber sin moderación pueden tener secuelas muy negativas para el desarrollo del cerebro, según un estudio reciente de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke, en Estado Unidos.
De acuerdo con los investigadores, en los jóvenes una ingesta irresponsable provoca daños en la zona del cerebro que controla la memoria de larga duración y el aprendizaje, lo que afecta al crecimiento de un cerebro que aún necesita desarrollarse plenamente.
Pero los efectos del alcohol en el cuerpo no se limitan al cerebro y el hígado, también el estómago, los pulmones y hasta el corazón se ven afectados.
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