Diversos estudios científicos aseguran que si deseamos mantener las calorías controladas y con ello nuestro peso es importante que pongamos atención no solo a las dietas y ejercicios sino también a qué tanto dormimos.
De acuerdo con una investigación reciente de la universidad King's College de Londres, donde se revisó decenas de estudios pequeños sobre la relación entre el buen dormir y el apetito dio como conclusión que si bien a no todo el mundo le afecta de la misma manera, en promedio dormir menos de siete horas por la noche lleva a la gente a comer significativamente más.
Las investigaciones revelan que esto se debe a que una noche de sueño interrumpido afecta a dos hormonas clave relacionadas con el hambre.
Por un lado genera un aumento de la hormona llamada ghrelina, que estimula ciertas neuronas hipotalámicas provocando un aumento del apetito.
Por otro, suprime una hormona llamada leptina, que normalmente emite una señal que le informa al hipotálamo que el cuerpo tiene ya bastantes reservas y debe inhibir el apetito, es decir, que estamos saciados.
Algunos estudios sugieren que cuando estamos expuestos a la comida en un estado de privación de sueño hay una mayor activación en zonas del cerebro asociadas con la recompensa, esto puede hacer que escojamos comidas con un mayor contenido de azúcar y grasa, frente a otras opciones más saludables.
La recomendación de los médicos es que si tienes problemas para mantener tu peso controlado o para resistir la llamada de la comida menos saludable, consideres aumentar tus horas de sueño.
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