Las autoridades egipcias apuestan por su patrimonio histórico y porque los faraones sigan atrayendo a los visitantes extranjeros, en medio de otro golpe al sector del turismo ocasionado por el siniestro del avión ruso en la península del Sinaí con 224 personas a bordo.
En la ciudad monumental de Luxor, joya de la corona de Egipto y hogar de los templos de Karnak y de Hatshepsut, entre otros, los turistas ya no se cuentan por miles sino por centenares al día desde la revolución del 2011 y la inestabilidad política y la violencia que le siguió.
En su historia reciente, Luxor ya ha sobrevivido y se ha recuperado de uno de los ataques terroristas más brutales de Egipto, en el que más de 60 personas fueron asesinadas a tiros de Kalashnikov en 1997, cuando se disponían a visitar el templo de Hatshepsut.
No obstante, el ministerio de Antigüedades busca volver a atraer a los visitantes a Luxor, ofreciendo nuevos sitios arqueológicos -tres tumbas fueron abiertas el jueves al público por primera vez-. Se prevé mejorar los sitios turísticos más destacados, como el sepulcro de Tutankamón, que fue reabierto el pasado día 1 de noviembre, tras un mes de trabajos de acondicionamiento.