La tradición de Día de Muertos tiene una antigüedad de tres mil años, los aztecas rendían homenaje a las almas de los difuntos que año con año venían al mundo de los vivos.
El altar de muertos tiene cuatro elementos: aire, fuego, tierra y agua.
El aire es representado por el papel picado; el fuego por las velas; la tierra por los frutos y el agua con el agua.
La flor de cempasúchil se considera como la única que puede guiar a las almas por su color y aroma.