El analista Luis Rubio nos explica que un sismo en sí no es sólo el momento de angustia y terror, sino los resultados que éste deja a su paso. Un ejemplo, la gente que quedó y sigue atrapada entre los escombros, así como las personas que por desgracia perdieron la vida.
Pero ¿cuáles son las consecuencias políticas? Nuestro colaborador nos comenta que hasta el momento, desde el primer sismo (7 de septiembre), que afectó a los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, el Gobierno federal ha trabajado de manera impecable. Pero, de seguir así, ¿podrá cambiar la molestia social?