¿Cómo ataca y qué efectos tiene el veneno de la cobra escupidora?
El youtuber y naturalista español Frank Cuesta fue dado de alta tras haber permanecido hospitalizado durante 24 horas en Tailandia, luego de haber sido envenenado por una cobra escupidora.
El incidente ocurrió cuando intentaba capturar a una serpiente cerca del santuario de animales, sin saber que se trataba de una de las especies más peligrosas del género Naja.
Aunque Cuesta ya se encuentra fuera de peligro, explicó que deberá someterse a un tratamiento oftalmológico con gotas y cremas durante al menos dos semanas. “La inflamación en los ojos ha bajado, pero necesito seguimiento médico antes de volver a ver a un oftalmólogo”, comentó en sus redes sociales.
El caso ha despertado el interés del público sobre cómo ataca la cobra escupidora y qué efectos puede tener su veneno, especialmente al tratarse de una especie presente tanto en Asia como en África y responsable de numerosos incidentes cada año.
¿Cómo ataca la cobra escupidora?
A diferencia de otras serpientes venenosas, la cobra escupidora tiene la capacidad de lanzar su veneno a los ojos de sus agresores desde una distancia de hasta dos metros. Lo hace adoptando una postura erguida, elevando el tercio frontal de su cuerpo para mejorar la precisión del ataque.
Este mecanismo de defensa es altamente efectivo. Las cobras escupidoras no dependen únicamente de una mordida para inocular su veneno, sino que utilizan su capacidad de escupir con precisión como una estrategia de disuasión contra depredadores, incluidos los humanos.
¿Qué efectos tiene el veneno de la cobra escupidora?
El veneno de la cobra escupidora es citotóxico, lo que significa que puede causar daños severos en las células, especialmente en tejidos sensibles como los ojos. Los efectos más comunes son:
- Dolor intenso y ardor
- Inflamación ocular
- Lesiones en la córnea
- Pérdida temporal o permanente de la visión
- En casos graves, ceguera irreversible
Además, si el veneno entra en el organismo a través del conducto lagrimal o heridas abiertas y llega al torrente sanguíneo, puede provocar complicaciones sistémicas e incluso la muerte, según advierten expertos en toxicología.
Una evolución defensiva compleja
Un estudio publicado en la revista Science, en el que participó el Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV) del CSIC, reveló que este tipo de cobras ha desarrollado la capacidad de escupir veneno de forma independiente en al menos tres linajes diferentes.
“Observamos que las cobras escupidoras tienen una mayor abundancia de fosfolipasas en su veneno, lo que, junto con otras citotoxinas comunes en todas las cobras, mejora las capacidades defensivas del veneno”, explicó Juan José Calvete, investigador del CSIC y coautor del estudio.
Además, la investigación plantea una hipótesis evolutiva fascinante: el desarrollo de esta estrategia defensiva podría estar vinculado a la presencia de homínidos bípedos con cerebros grandes, como los primeros humanos, que representaban una amenaza para estas serpientes.
Sería una suerte de “carrera armamentística”, en la que serpientes y humanos desarrollaron mecanismos de defensa y ataque cada vez más sofisticados.
Un riesgo real en zonas rurales
Las cobras escupidoras son responsables de numerosos accidentes en zonas rurales de África y Asia, donde sus víctimas más frecuentes suelen ser campesinos y niños. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran entre 1.8 y 2.7 millones de casos de envenenamiento por serpientes en todo el mundo, con un saldo de entre 81 mil y 137 mil muertes.
Cabe recordar que Frank Cuesta se encuentra desde marzo en libertad bajo fianza, luego de ser acusado en el Tribunal Provincial de Kanchanaburi por supuesta posesión ilegal de animales salvajes protegidos, tras una redada en su propiedad donde fueron halladas nueve nutrias de uñas pequeñas y una pitón pico de pato sin documentación oficial.
