“Jugo de nube”, el innovador proyecto de la UNAM que cosecha agua de lluvia

En la UNAM se capta agua de lluvia para purificarla y hacerla potable.

Este 22 de marzo se celebra el Día Internacional del Agua y para conmemorarlo te explicamos qué es “Jugo de nube”, un proyecto de la UNAM que ayuda a cosechar agua de lluvia para purificarla y hacerla potable.

¿Por qué es novedoso el proyecto “Jugo de nube”?

Para dar respuesta al estrés hídrico, que sucede cuando la demanda de agua potable es más alta que la cantidad disponible, un grupo de universitarios de la Dirección General de Atención a la Comunidad (DGACO) impulsa el proyecto “Jugo de nube”.

Aunque la cosecha de agua es una técnica utilizada en diversos países desde hace tiempo, lo novedoso del proyecto universitario consiste en que capta agua recolectada en una atmósfera contaminada como la de la CDMX.

Un tlaloque obtiene el jugo

Los investigadores instalaron el sistema de captación de agua de lluvia en el techo del edificio de Programas Universitarios, atrás de la biblioteca de la Facultad de Ciencias. “Es una superficie de 193 m2 de vidrio, adecuada, porque este material no tiene las porosidades que almacenan elementos. Ahí se capta el agua y se conduce mediante tuberías de polipropileno a un tanque”.

El sistema, llamado “Tlaloque”, fue creado y probado por una pequeña empresa, Isla Urbana, integrada por un grupo de emprendedores universitarios quienes obtuvieron un premio por su eficiencia. Se trata de un conjunto de recipientes que van filtrando el agua de los compuestos de la atmósfera que arrastra la lluvia.

Después de una tormenta puede captar hasta 400 litros de agua. Una vez lleno el “Tlaloque” sin los compuestos y polvo de la atmósfera, el agua se envía a dos tanques de 30 mil litros cada uno.

Cuando el agua entra a los tanques, de manera pausada se depositan más sedimentos. Después, con una pichancha colocada en la superficie se extrae el agua sin agitar los tanques. Más tarde se le agrega una pastilla de cloro en una concentración estandarizada para mantener los parámetros de calidad.

“En ese proceso de drenado se va cerrando cada vez más la posibilidad de que pasen impurezas y compuestos. El flujo se dirige a un filtro de 90 micras, luego a otro de carbón activado. Un tercero filtra partículas de 10 micras y, finalmente, se le agrega ozono para eliminar todo tipo de organismos vivos”.

Luis Gutiérrez Padilla, subdirector de Proyectos para Comunidades Seguras y Sustentables de la DGACO

Por último, el agua del dren de filtrado pasa a los dispensadores que dan servicio a la comunidad del área de la Facultad de Ciencias. Cada dispensador, a su vez, tiene dos filtros más (uno para cinco y otro para tres micras) y cuentan con desinfectante, abundó el subdirector.

“Después de someterse al proceso, el agua recupera el sabor que tenía antes de las cloraciones, y puede beberse de forma segura, por eso la comunidad la busca. En los dispensadores rellenan sus botellas cuantas veces lo desean”, añadió.

La UNAM ya se beneficia del proyecto

Cuando empezó a operar, el proyecto “Jugo de nube” abastecía a poco más de 150 usuarios al día con la cosecha de agua de aproximadamente cinco meses. “Ahora que se agregó un tanque más y con esa misma demanda logramos extender el periodo toda la temporada de estiaje.

“Se le da mantenimiento al final, que consiste en lavar techo y tuberías, contenedores y dispensadores; se cambian los filtros para estar listos en la época de lluvias que esperamos en los meses de junio y julio. Cuando regresa la comunidad todo está organizado” enfatizó Gutiérrez Padilla.

La experiencia que comenzó como un plan académico, podría escalarse a otras dimensiones; de hecho, la DGACO cuenta con proyectos ejecutivos para los cinco planteles del CCH. “La intención es instalarlos a escalas mayores”, dijo el investigador.

El proyecto “Jugo de nube” fue documentado en el artículo “Rainwater Harvesting as a Drinking Water Option for Mexico City”, publicado en la revista Sustainability en 2018. “Hasta entonces no teníamos noticia de una experiencia semejante hasta ese nivel; es decir, haber obtenido parámetros para comparar la calidad del agua pluvial con criterios nacionales e internacionales” señaló.

“Sin duda en muchas localidades se consume el agua pluvial, pero el aspecto novedoso de ‘Jugo de nube’ se fundamenta en que siguió un proceso minucioso, detallado para ofrecer total seguridad a nuestra comunidad de que el agua que ofrecemos es totalmente segura”, reiteró el directivo.

Finalmente, Gutiérrez Padilla aseguró que este proyecto puma aporta enormes posibilidades ya que “en primer lugar, genera investigación, una de las tareas sustantivas de la Universidad, alienta soluciones creativas para problemas de la sociedad, y a la vez da un servicio a nuestra comunidad”, concluyó.

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