Océano de plástico: ¿cuántos desechos tira el ser humano y hasta dónde llega la contaminación?

El Día del Océano 2022 es un día marcado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reflexionar sobre la salud y el bienestar de los océanos, pues la contaminación por los residuos de plástico pone en riesgo su vitalidad y de la vida de los seres humanos.

¿Cuántos desechos de plástico tira el ser humano al océano?

De acuerdo con la Fundación Aquae, cada segundo se arrojan más de 200 kilos de plástico a mares y océanos. El 70% se va al fondo marino y el 15% se queda flotando. La organización también detalla cuántas tonadas de este material se tira por región en el mundo:

  • Norteamérica y América Central: 13 mil 400 toneladas al año
  • Latinoamérica: 64 mil 700 toneladas al año
  • Europa: 3 mil 900 toneladas al año
  • África: 109 mil 200 toneladas al año
  • Asia: Un millón 210 mil toneladas al año
  • Oceanía: 300 toneladas al año

El 49% de los tipos de basura en mares y océanos corresponden a los plásticos de un solo uso, 27% a residuos plásticos de equipos de pesca, el 18% a residuos no plásticos y el 6% a otros plásticos.

¿Cuáles son los efectos de la contaminación océanica?

Según los datos de la fundación española, aproximadamente 100 mil animales marinos mueren anualmente por los desechos de este material, mientras que 700 especies acuáticas son amenazadas. En este sentido, se prevé al menos una tonelada de plástico por cada 3 toneladas de pescado en 2025.

“Las imágenes de la contaminación de plásticos en el mar nos ha llevado a ver nuestros océanos como mares de plástico. Y lo cierto es que en algunos casos, este peligroso y –prácticamente– indestructible material se ha acumulado, formando verdaderas islas de plástico

Fundación Aquae
Los animales son los principales afectados por la contaminación de plástico en el océano / Foto: Getty Images

El problema de la presencia de plástico en el océano

La organización Vivir sin plástico asegura que es un material no biodegradable, por lo que no sirve como alimento para los animales de la zona. Esto provoca la proliferación de los llamados microplásticos, que son diminutas piezas de plástico que contaminan el medio ambiente y llegan hasta el ser humano.

Los microplásticos incluso están alimentos que ingerimos, el agua que bebemos o incluso las cremas hidratantes. Según Aquae, incluso al depositarlos en el contenedor amarillo, existe una alta probabilidad de que terminen en el mar por la acción del viento y la lluvia.

La principal consecuencia por la presencia excesiva de plástico en el océano es la muerte de animales al ingerirlo; sin embargo, las posibilidades de que el ser humano también consuma dichas partículas es alta.

¿El daño es irreversible? Los expertos responden

Según la periodista Raquel Peláez, los océanos se encargan de absorber el 33 por ciento de las emisiones de CO2 de la Tierra, además de equilibrar el 90 por ciento del calor acumulado en el planeta, y generan el 50 por ciento del oxígeno que respira el ser humano.

“Sin embargo, al ritmo que estamos contaminando el océano con alrededor de 12,7 millones de toneladas de plástico al año, el daño que estamos haciendo a la vida marina y a nuestro ecosistema se está volviendo irreparable”, indica la fundación Aquae.

Los restos de plásticos llegan desde los vertederos, flotan por los desagües, terminan en los ríos y se terminan abriendo paso a los mares y océanos. Una gran cantidad de estos residuos plásticos es invisible a simple vista,  puesto que se acumula en los giros oceánicos. “Ese es el lugar donde empieza a afectar a la vida marina”, alerta la fundación.

“No solo hablamos de plástico de un solo uso, como las botellas de plástico y las pajitas. También nos referimos a las microperlas en sus cosméticos, las fibras en nuestras prendas de ropa y o aquellas bolsitas en las que viene envasado el té que tomamos”, aseguran.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que en 2021 se batieron récords históricos y los océanos son ahora más cálidos, más altos y más ácidos. El informe advierte: o reducimos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero o nos enfrentaremos a cambios catastróficos en el clima mundial.

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