¿Cómo llega el oxígeno a la sangre?

El oxígeno en la sangre cumple varios propósitos como mantener vivos los tejidos y órganos. Foto: Getty

De acuerdo con el Manual del uso clínico de la sangre de la Organización Mundial de la Salud, una de las funciones fisiológicas básicas es la de asegurar un suministro constante de oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo con el fin de que se pueda mantener la vida y para alcanzar esto es necesario que se realicen cuatro pasos.

  1. Transferencia de oxígeno de los pulmones al plasma sanguíneo
  2. Almacenamiento del oxígeno en la molécula de hemoglobina de los glóbulos rojos
  3. Transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo a través de la circulación
  4. Liberación del oxígeno desde la sangre a los tejidos, donde puede ser utilizado

El aire tiene un 21% de oxígeno

El aire que respiramos contiene aproximadamente un 21% de oxígeno y el 79% restante está compuesto de nitrógeno, junto con pequeñas cantidades de otros gases, incluyendo el dióxido de carbono.

Su almacenamiento en la sangre depende casi enteramente de la presencia de la hemoglobina en los glóbulos rojos. La hemoglobina tiene la habilidad de combinarse con éste a tal extensión que su presencia incrementa la capacidad transportadora de oxígeno de la sangre hasta en 70 veces. Sin ella, el oxígeno disuelto en el plasma sería completamente inadecuado para suplir la demanda a los tejidos.

  • Cada gramo de hemoglobina puede transportar hasta un máximo de 1.36 ml de oxígeno, un individuo con una hemoglobina de 15 g/dl que está completamente saturado puede transportar casi 20 ml de éste (1.36 x 15) por cada 100 ml de sangre arterial.

Por su parte, el plasma contiene sólo 0.3 ml de oxígeno disuelto en cada 100 ml, cuando el individuo respira aire. Sin embargo, si la concentración del que está inspirado se incrementa, la cantidad de oxígeno en el plasma también se incrementa.

Una vez que se difunde desde el alveolo hacia el plasma de la sangre pulmonar el oxígeno con su presión parcial alta (98 mmHg/13 kPa) cruza rápidamente hacia los glóbulos rojos y se une a las moléculas de hemoglobina hasta que se encuentran casi completamente saturadas.

Transporte a los tejidos

Cuando la hemoglobina se satura con el gas atmosférico necesario para la respiración en la circulación pulmonar, tiene que ser transportado en el flujo sanguíneo a la circulación sistémica y más allá por los capilares tisulares del cuerpo.

La regulación del flujo sanguíneo en la circulación es controlado principalmente por los propios tejidos y órganos. La sangre que entra en los capilares de un órgano pierde progresivamente el oxígeno y los nutrientes y al mismo tiempo, sus niveles de dióxido de carbono y otros productos metabólicos se incrementan.

Estos cambios locales en la química sanguínea controlan el grado de dilatación de los vasos en un órgano, lo que a su vez influye el flujo sanguíneo. Si el órgano trabaja más, ocurre vasodilatación de los capilares, aumentando el flujo sanguíneo y seguidamente la cantidad de oxígeno y nutrientes suministrados.

La capacidad transportadora de oxígeno de la sangre depende de dos factores.

  • ­ La cantidad de hemoglobina presente en el sistema vascular
  • ­ Su grado de saturación

Una reducción en la concentración de hemoglobina, como ocurre en la anemia por ejemplo, va a reducir significativamente la capacidad general para transportar oxígeno, lo que se conoce como hipoxia por anemia.

Qué opinas