¿Por qué perdemos altura con la edad y qué hacer al respecto?

Conforme las personas envejecen es común que pierdan altura. Pero ¿por qué ocurre esto y qué se puede hacer para ralentizar este proceso?, aquí te lo decimos.

¿Por qué se pierde altura cuando se envejece?

Existen tres factores básicos implicados en la pérdida de estatura conforme se envejece, asegura un estudio realizado por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, España.

  • Degeneración y deshidratación de los discos intervertebrales

El primero es la degeneración y deshidratación de los discos intervertebrales, donde una pequeña reducción en cada uno, multiplicada por los 23 discos de la columna, se traduce en una pérdida de altura significativa.

  • Osteoporosis

La osteoporosis es otro factor que influye en la pérdida de estatura. Si bien, esta afección puede ser idiopática, posmenopáusica o senil, también se puede desarrollar por enfermedades hematológicas, endocrinológicas, gastrointestinales.

  • Tono muscular

Al haber pérdida del tono en los músculos con una acción eminentemente postural se reduce la capacidad sostenedora y erectora.

¿Cómo ralentizar la pérdida de altura por la edad?

Lo mejor para retrasar la pérdida de altura al envejecer es mantener una actividad física constante acorde a la edad, ya que el ejercicio ralentizará el proceso, siempre y cuando se practique de forma regular y prescrito por un médico.

De acuerdo con la investigación, el deporte frenará la degeneración y pérdida de densidad de todos los huesos en general, incluidos los implicados en la bipedestación, es decir, en la capacidad de estar y andar en dos pies.

Además, ayudará a desarrollar el sistema neuromuscular favoreciendo las acciones musculares de erección, control y equilibrio del cuerpo.

“Mantener sanos nuestros huesos y músculos nos permitirán mantener nuestra altura durante más tiempo”, dice el estudio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere a los adultos realizar entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica moderada y entre 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica vigorosa.

Además, de dos sesiones semanales de trabajo con cargas por sus beneficios a la reducción del riesgo de padecer osteoporosis, artritis, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Además de que contribuye positivamente al sueño y reduce el riesgo de depresión, mejorando la autopercepción del nivel de salud física.  

Adicional a la práctica de alguna actividad física o deportiva, es importante considerar la llamada Termogénesis sin actividad de ejercicio (NEAT por sus siglas en inglés), que es el gasto calórico que se produce en nuestro metabolismo en otros momentos del día diferentes a los tiempos en que se hace ejercicio.

Cambios aparentemente tan nimios como utilizar las escaleras en lugar del ascensor, caminar 20 minutos en lugar de coger el autobús o ir a hacer las compras de cada día pueden marcar la diferencia.

“Fortalecer nuestros huesos, músculos, articulaciones y órganos está en nuestra mano. Si bien, no podremos estirar nuestra vida hasta el infinito, si podemos tomas decisiones para que los años que vivamos estén cargados de salud”, finaliza la investigación.

Envejecer es inevitable

A pesar de los avances de la ciencia y de las ingentes cantidades de dinero invertidas en aumentar la esperanza de vida, el envejecimiento del cuerpo es un hecho inevitable, advierten los investigadores, quienes señalan que además de la pérdida de altura, conforme las personas avanzan en su edad, también presentan una disminución en otros parámetros antropométricos, fisiológicos y neuromusculares, independientemente de la raza o sexo.

Y es que según indican, los músculos huesos y articulaciones alcanzan su mayor rendimiento en la edad adulta, prácticamente a la mitad de la vida de una persona.

A partir de los cuarenta años se produce una pérdida media de casi un centímetro cada 10 años, sin embargo, esta variación puede ser mayor a partir de que las personas cumplen 70 años.

Una persona adulta de 180 centímetros de altura podría ver reducida su altura hasta los 173 centímetros al final de su vida, indica la investigación.

Sin embargo, será durante la segunda mitad de la vida donde el deterioro será paulatino en el aparato locomotor, entre otros, mediante la disminución de la densidad ósea, la sarcopenia, es decir la pérdida de masa muscular o el deterioro articular.

No obstante, la pérdida de densidad ósea es aún más pronunciada en las mujeres con menopausia, quienes pueden ver reducida su masa ósea hasta un 17.6% en la región lumbar.

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