Sargazo en México: UNAM alerta impacto en el ser humano y el medio ambiente

En 2025, la presencia de sargazo en el Caribe mexicano podría crecer hasta un 40%, advirtió Leticia Durand Smith, investigadora de la UNAM. La experta alertó sobre una crisis ambiental en ascenso, con impactos directos en la salud humana, el turismo y la biodiversidad de las costas de Quintana Roo.
Durante su participación en el seminario Entramados Naturaleza, Cultura y Sociedad, organizado en Mérida, Yucatán, la académica explicó que esta alga ya no es solo una molestia temporal, sino un fenómeno estructural con graves implicaciones.
En 2025, el sargazo será un problema más grande y más costoso
“El sargazo perturba la vida de las personas y de otros organismos; reta la capacidad de control de las instituciones y cuestiona el futuro de la región”, aseguró Durand Smith. Además de generar gases tóxicos y dañar ecosistemas marinos, el alga representa pérdidas económicas millonarias.
Cuando llega en grandes cantidades, el sargazo se descompone rápidamente y forma una “marea marrón”, que bloquea la luz solar y reduce el oxígeno en el agua. Esto provoca la muerte de peces, corales y pastos marinos que ayudan a estabilizar el suelo marino y mantener el agua cristalina.
En lugares como Puerto Morelos, la materia orgánica disuelta se multiplica por 35, la luminosidad cae 30 veces y el oxígeno baja 50%, afectando gravemente a los arrecifes, ya debilitados por el desarrollo turístico.
Salud, turismo y tortugas en riesgo
Los gases liberados, como sulfuro de hidrógeno y amoniaco, causan dolores de cabeza, irritación y náuseas. En tierra, los montones de sargazo pudriéndose alejan a los turistas, afectando la principal fuente de ingresos de la región.
Las tortugas marinas también sufren: tienen dificultades para anidar entre las algas, y la fibropapilomatosis, una enfermedad que les causa tumores, ha aumentado drásticamente. En Akumal, pasó de afectar al 1.6% en 2008 al 54% en 2018.
El costo de limpiar las playas y el agua subterránea en riesgo
Limpiar un solo kilómetro de playa puede costar más de un millón de dólares al año, según Durand. A eso se suma que, del volumen que se recoge, hasta 30% es arena que, si no se devuelve, acelera la erosión de la playa.
El mal manejo del sargazo también contamina los acuíferos de la Península de Yucatán: los lixiviados se filtran por los suelos cársticos y llegan al subsuelo, amenazando fuentes de agua potable.
Aunque se han instalado barreras marinas y se utilizan barcos para recolectar el alga, las estrategias actuales son insuficientes y costosas.
El sargazo es una señal de alerta global
Para Durand Smith, el fenómeno es el reflejo de una crisis global: el exceso de nutrientes como nitrógeno, producto de la deforestación y el uso de fertilizantes, alimenta el crecimiento del sargazo. En su ruta, además, recolecta plásticos y metales pesados.
“Su presencia encarna las transformaciones del océano provocadas por la acción humana, en una región marcada por el cambio climático y el deterioro ecológico”, concluyó la experta.