Así fue la muerte de Carlota de México, entre la locura y la desesperación por mantener el imperio

Carlota de México y su final
Carlota buscaba mantener el segundo imperio en México FOTO: Getty Images | Photo 12

Conoce cómo fue la muerte de la segunda emperatriz de nuestro país, Carlota de México, esposa de Maximiliano de Habsburgo o Maximiliano I.

Desvanecimiento y muerte de Carlota de México

Luego de que Carlota no pudiera obtener ayuda en el extranjero para mantener el imperio, su salud empezó a decaer, al grado que se retiró de México y estuvo al cuidado de su hermano, el príncipe Felipe, donde los médicos las declararon demente, por lo que fue aislada en diferentes sedes.

Su fallecimiento fue a causa de neumonía un 19 de enero de 1927, a los 86 años, mientras se encontraba confinada en el castillo de Bouchout, en Bruselas.

Su cuerpo fue expuesto sobre un lecho de roble con rosas y cyclaminos en la Cámara Imperial de Bouchout, luego sus restos fueron llevados a una cripta en la iglesia de Laeken.

El Rey Leopoldo I de Bélgica, la educó para gobernar, con conocimientos sobre diversas lenguas, literatura, política, geografía y artes, pero no pudo lograr los alcances que buscaba en el llamado Nuevo Mundo.

Carlota de México perdió la vida padeciendo de sus facultades mentales y hay frases que se mencionan, fueron dichas por la emperatriz antes de su muerte y que han sido cambiadas conforme a los autores como Iturriaga De la Fuente o S. van Eckhaus, entre las cuales se resaltan:

“Recordadle al universo al hermoso extranjero de cabellos rubios. Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio” o “todo aquello terminó sin haber alcanzado el éxito”.

Si bien Carlota sí es recordada con tristeza o enojo por parte del pueblo mexicano, fue una mujer que marcó una diferencia en el país y siempre será recordada por haber formado parte de la historia en el segundo imperio mexicano.

¿Quién fue Carlota de México?

María Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha nación en Bruselas un 7 de junio de 1840, considerada la primera mujer gobernante de México y la última emperatriz consorte por ser reconocida como regente y liderar el gobierno en caso de que faltara Maximiliano.

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Fue hija única del rey Leopoldo I de los Belgas y la princesa Luisa María de Francia, con tres hermanos: Luis Felipe (fallecido en la infancia), Leopoldo (quien sustituiría a su padre en el trono de Bélgica) y el príncipe Felipe, conde de Flandes.

El matrimonio con Maximiliano de Habsburgo

Fue un 27 de julio de 1857 que una Carlota de 17 años contrajo matrimonio con el archiduque Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena, noble, político y militar austriaco, hermano de Francisco José I. emperador de Austria.

Carlota al contraer matrimonio se convertiría archiduquesa de Austria, aunque también tenía los títulos de princesa de Hungría y Bohemia y virreina de Lombardía-Véneto.

Los primeros años de matrimonio los pasaron en Italia, donde Maximiliano era considerado virrey de Lombardía-Venecia y donde ella obtendría uno de sus populares títulos.

La llegada a México

La pareja de nobles aceptó el ofrecimiento del trono de México por la llamada “Junta de Notables”, un grupo de mexicanos que buscaban regresara la monarquía para mejorar el país.

El 10 de abril de 1864 fueron coronados en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México con el apoyo de Francia y residieron en el ahora conocido mundialmente castillo de Chapultepec.

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Fue una mujer muy activa en la política mexicana, aunque su esposo no compartía sus proyectos para las reformas en México.

Se le atribuye promulgar la abolición de castigos corporales y poner límites justos a las horas laborales, además de impulsar las comunicaciones, tecnologías y artes de la época.

Gracias a ella se impuso la educación primaria como obligatoria y gratuita.

El final del imperio y de Maximiliano

Los problemas con las guerrillas a favor de Benito Juárez y lo que ocurría en Francia fueron mermando poco a poco el imperio de Maximiliano y Carlota, al grado que fue retirado el apoyo de las tropas francesas en 1866.

En su intento por conseguir apoyo, Carlota viajó a Europa buscando apoyo de la nobleza y el papa Pío IX para rescatar el imperio en México, sin embargo, no lo logró, dejando su lucidez en el camino y empezando a presentar alteraciones.

Cuentan que llegó a dormir en la Santa Sede en una de sus visitas a Roma, siendo la única mujer que ha dormido en el sitio.

Maximiliano fue apresado en Querétaro y enjuiciado por el estado de guerra, lo que lo llevó al fusilamiento el 19 de julio de 1867 en el Cerro de las Campanas, aceptado por el presidente Benito Juárez y decidido por un Tribunal Militar.

Se cuenta que las últimas palabras del emperador fueron: “¡Pobre Carlota!”.

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