Los Juegos Olímpicos de Invierno deben evolucionar si quieren asegurar su permanencia ante el cambio climático

Ante el cambio climático la permanencia de los Juegos Olímpicos de invierno podría peligrar, de acuerdo a expertos que han estudiado el caso. FOTO: Getty Images

Frágiles por definición, al estar expuestos a los cambios climáticos aleatorios en las pruebas de nieve, poniendo en duda la aparición de potenciales candidatos a su organización, los Juegos Olímpicos de Invierno deben evolucionar para durar, e incluso sobrevivir, previenen los expertos.

¡Previsiones de tormenta (y de golpe de calor) en los Juegos de invierno! Según un estudio de la universidad canadiense de Waterloo, publicado a mediados de enero, la temperatura media en febrero en las ciudades organizadoras de los Juegos de invierno ha pasado de +0,4°C para el período 1920-1960 a +3,1°C entre 1960 y 2000 y a +6,3°C desde el inicio del nuevo milenio.

Si el contexto actual de calentamiento climático continúa, habrá que añadir a la temperatura media observada en febrero en las 21 ciudades que han albergado los Juegos de invierno desde 1924 1,9°C de aquí a los años 2050 y 2,7°C de aquí a los años 2080.

Como consecuencia de ello, previenen los universitarios canadienses, estadounidenses y austríacos que han participado en este estudio, si las emisiones de gas con efecto de sierra no son reducidas de forma que se alcancen los objetivos del acuerdo de París, a finales de siglo, una sola de las 21 ciudades que organizaron en el pasado, Sapporo, en Japón, dispondría de condiciones suficientemente fiables para albergar los Juegos de invierno.

Si el calentamiento climático amenaza a largo plazo a los Juegos de invierno, el Comité Olímpico Internacional (COI) debe enfrentarse a un problema más inmediato: cada vez menos ciudades están dispuestas a albergar esta quincena de muchos gastos y poca popularidad, en particular en Europa.

Sistema de rotación

“Los Juegos deben ser reconsiderados: como se hacen cada vez más grandes, eso excluye por ejemplo a las estaciones de los Alpes”, afirma Robert Siegler, de la Universidad de Innsbruck, que participó en el estudio canadiense.

“Harán falta Juegos más pequeños“, abunda Martin Müller, de la Universidad de Lausana.

 “No forzosamente para los deportistas, ya que hay pocos (2,800 en Pekín, frente a 11,000 en Tokio el año pasado). Lo que lleva la huella territorial/carbono, son los espectadores, los medios de comunicación, todo el entorno. En mi opinión, hay que volver a poner el deporte y a los deportistas en el centro de los Juegos”.

Martin Müller, de la Universidad de Lausana

Este universitario propone una medida radical para amortizar los costos, financieros y medioambientales, con las construcciones de una pista de bobsleigh/luge/skeleton, de un trampolín de saltos de esquí y de una pista de patinaje de velocidad: confiar los Juegos varias veces a la misma ciudad organizadora.

“Podríamos imaginar encontrar tres o cuatro ciudades en el mundo que tienen la infraestructura para hacer una alternancia, con una ciudad en Europa, otra en América, otra en Asia. Eso funcionaría también para los Juegos de verano”.

Martin Müller, de la Universidad de Lausana

Para él, lo que está en juego es la supervivencia de los Juegos de invierno: “¿Es que eso va a conducir a Juegos más modestos o se van a convertir cada vez en menos populares con una falta de ciudades organizadoras?”

Robert Steigler cree que los Juegos de invierno pueden encontrar un segundo aliento reencontrándose con su historia, cuando eran vectores en el siglo XX del desarrollo turístico en los Alpes sobre todo.

“Hay muchos mercados emergentes, como China, Kazajistán, Turquía, Bulgaria o hay montañas y un sector del turismo de invierno que podría desarrollarse por medio de un megaevento como los Juegos”.

Robert Steigler, Universidad de Innsbruck

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