De Netflix al Vaticano: ¿Qué tan real fue la cinta “Los dos Papas”?

La cinta “Los dos Papas”, dirigida por el brasileño Fernando Meirelles y estrenada en noviembre de 2019 en Netflix, se presenta como una obra de ficción “inspirada en hechos reales”.
Con un reparto con Anthony Hopkins como Benedicto XVI y Jonathan Pryce como el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, el filme aborda una de las transiciones más inusuales en la historia reciente de la Iglesia católica: la renuncia del papa Benedicto XVI y la elección de su sucesor.
¿Qué tanto hay de verdad en la película “Los dos Papas”?
La película enmarca el momento histórico del cónclave de 2005, cuando Joseph Ratzinger fue elegido como Sumo Pontífice tras la muerte de Juan Pablo II. Tal como se presenta en la cinta, Ratzinger era percibido como el sucesor natural, al ser prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y cercano al papa polaco.
Sin embargo, la película sugiere que hay una ambición política del prelado alemán pero carece de respaldo documental. Diversos vaticanistas han señalado que, más que ambicionar el poder, Ratzinger deseaba retirarse a escribir y llevar una vida contemplativa.
Además, el hermetismo del cónclave impide saber con certeza quiénes fueron los verdaderos contendientes. Aun así, documentos filtrados al diario italiano La Stampa mencionan que Bergoglio fue el segundo más votado, aunque no hay pruebas de que se sintiera frustrado por la elección de su colega alemán, como sugiere la película.
Renuncias que no fueron como en el cine
En uno de los pasajes más cinematográficos, la película muestra a Bergoglio esperando respuesta del Vaticano tras enviar su carta de renuncia. En la vida real, según el Derecho Canónico, todos los obispos deben presentar su dimisión al cumplir 75 años. Bergoglio tenía 76 cuando fue elegido Papa, pero no hay registros públicos que confirmen una solicitud de retiro voluntario para volver a una parroquia.
Asimismo, el filme dramatiza un encuentro íntimo entre ambos Papas en Castel Gandolfo, donde se confiesan debilidades, comparten pizzas y debaten sobre Dios y los cambios en la Iglesia. Ninguna fuente oficial avala que esa reunión se haya dado como se muestra, ni mucho menos que hubieran compartido una comida informal en la Capilla de las Lágrimas.
El escándalo del Vatileaks y la renuncia papal
La película contextualiza el clima de crisis que vivía el Vaticano antes de la renuncia de Benedicto XVI. En 2012 estalló el escándalo de los Vatileaks, una serie de filtraciones sobre corrupción y abusos en la Curia, propiciadas en parte por Paolo Gabriele, mayordomo personal del papa.
Aunque se ha especulado que estos hechos influyeron en la decisión de renuncia, Benedicto XVI explicó en su momento que lo hacía por “falta de fuerzas” físicas y mentales.
El filme, sin embargo, sugiere una profunda crisis de fe y arrepentimiento por el manejo de los escándalos de abuso sexual, en particular el caso del mexicano Marcial Maciel, algo que no se ha documentado oficialmente.
El pasado del Papa Francisco
“Los dos Papas” dedica buena parte de su narrativa a explorar la juventud y el pasado de Jorge Bergoglio. Si bien es cierto que trabajó en un laboratorio químico antes de ingresar al seminario, no hay pruebas de que se haya comprometido con alguna mujer, como insinúa la ficción.
El punto más polémico es su relación con la dictadura militar argentina (1976–1983). El filme sugiere que Bergoglio actuó en ese periodo para proteger a sus sacerdotes, aunque su rol sigue siendo motivo de debate.
Se le ha acusado de haber retirado su protección a dos jesuitas que luego fueron secuestrados. Él mismo ha negado dichas versiones en su biografía “El Jesuita”, alegando que hizo lo que estuvo a su alcance con los recursos que tenía.
¿El Papa bueno y el Papa malo?
Una de las críticas más recurrentes hacia la película es la dicotomía simplista entre un papa “bueno” (Francisco) y otro “malo” (Benedicto). Mientras Francisco es retratado como un líder cercano, humilde y progresista, Benedicto aparece como un personaje rígido, elitista y frío.
Críticos como el diácono católico Steven Greydanus han señalado que esta representación responde más a una narrativa ideológica que a la realidad.
¿Ficción o documento?
Pese a las licencias narrativas, el director Fernando Meirelles ha defendido su obra como un híbrido basado en fuentes auténticas. Según él, los diálogos entre los dos protagonistas están construidos a partir de declaraciones reales, discursos y entrevistas. Es decir, lo que se dice en pantalla, aunque dramatizado, fue dicho por los protagonistas en distintos contextos.




