“Llamarse Olimpia”, un documental que tardó cinco años en realizarse

La directora Indira Cato presentó en San Miguel de Allende el documental “Llamarse Olimpia” dentro del Festival Internacional de Cine de Guanajuato 2025.
La cineasta aseguró que fue “todo un viaje. No solo por la duración, cinco años de rodaje y seguimiento, sino por la carga emocional y política que implicó acercarnos con respeto y profundidad a una historia tan íntima como poderosa”.
El documental sigue la vida de Olimpia Coral Melo, activista y sobreviviente de violencia digital, quien convirtió una experiencia profundamente dolorosa en un motor de cambio legislativo, social y cultural.
De la vergüenza al símbolo de lucha
La línea principal de la película gira en torno a la transformación: ¿cómo alguien puede pasar de querer borrarse por completo, de sentir vergüenza de su propio nombre, a convertirlo en símbolo de lucha y sanación para muchas otras mujeres? Olimpia no solo lo logró, sino que usó esa experiencia para impulsar una ley que protege a víctimas de violencia digital en México y que ya ha empezado a replicarse en otros países de América Latina.
El origen del proyecto
Indira Cato recordó que conoció a Olimpia hace cinco años, a través de redes sociales y le impactó la fuerza con la que había logrado traducir algo tan complejo como el lenguaje legal en algo comprensible y cercano, usando su propia historia.
“Lo más sorprendente era que, pese a la magnitud de lo que estaba haciendo, nadie estaba documentando su camino. Así nació la intención de hacer este documental”.
Indira Cato, directora del documental “Llamarse Olimpia”
Un acompañamiento íntimo y delicado
La cineasta mencionó que desde el inicio, Olimpia fue muy abierta a la idea. Pero a pesar de su constante exposición mediática, nunca había enfrentado un proceso como este.
“Alguien que no solo quería entrevistarla, sino sentarse con ella, escucharla, acompañarla, entenderla. Eso implicó una relación completamente distinta, más íntima y, por lo tanto, más compleja. Porque no hay que olvidar que Olimpia es, ante todo, víctima de una cámara, y por tanto el simple acto de grabar puede ser también un acto que reabre heridas”, recalcó Cato.
Mencionó que el mayor reto fue justamente encontrar una forma ética, cuidadosa y sensible de contar su historia. “Nos tomó cinco años, y en ese tiempo fuimos testigas de momentos clave como la aprobación nacional de la Ley Olimpia.
La recepción del público
Cato destacó que hace poco también estrenaron el documental en el Festival de Guadalajara y ahora seguirán recorriendo otros festivales.
“Ahora viene la distribución, la campaña de impacto, y el deseo de que ‘Llamarse Olimpia’ llegue a lugares donde el cine documental normalmente no entra. Y, eventualmente, a plataformas digitales que permitan que la historia llegue a todos los rincones del país y del mundo”, finalizó la cineasta.




