Grabar canciones en casetes y más: ve 5 cosas que antes hacíamos y hoy sólo viven en el recuerdo

La tecnología nos alcanzó y muchas personas dejaron de hacer actividades que ahora están a sólo un clic de distancia.
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Antes de que el servicio de internet fuera una herramienta de uso cotidiano en el día a día de las personas, hace muchos años, algunas personas, que ahora rondan los 30 o 40 años, realizaban varias actividades que ya no se hacen con frecuencia debido a los avances tecnológicos.

Por ejemplo, la carencia del internet permitía que la búsqueda de información fuera de otra forma, como por ejemplo: comprando el periódico, revisando una enciclopedia o asistiendo a una biblioteca; incluso muchos enamorados tenían que recurrir a formas mucho más creativas para hacer un detalle para el chico o chica que les gustaba.

A continuación, en Unotv.com te recordaremos cinco cosas que antes se solían hacer y ahora es casi imposible que se realicen.

Grabar un casete con canciones para tu crush

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¡Que las mamás cuidaran muy bien sus casetes! Aunque no lo creas, antes de las diversas plataformas de música, hace más de 20 años ya existían las listas de reproducción y era un buen detalle hacer una para la persona que nos gustaba.

¿Cómo se hacían? Los casetes, o incluso los CD (a partir de que comenzó a ser más asequible el acceso a una computadora), servían como plataforma para grabar las canciones del momento, las más románticas o las que querías dedicarle a esa persona que te traía “cacheteando la banqueta”.

A veces era complicado encontrar un casete “virgen” o limpio, por lo que si veías que tu mamá ya no pelaba uno de sus casetes de Juanga, José José o de la Sonora Dinamita, muchos los aprovechaban para sobregrabar esas cintas con canciones que pasaban en el radio.

Era todo un ritual: primero tenías que “cazar” en tu estación favorita la canción que querías grabar (incluso podías llamar para pedirla). Antes de meter el casete a la grabadora, tenías que rebobinar la cinta; para eso se podía usar un lápiz o pluma para meterlos en los orificios del casete.

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Para que pudiera sobreescribir la cinta tenías que ponerle unos papelitos o algodones muy pequeños en unos hoyitos del casete para que se pudieran accionar los botones de “Rec” y “Play” juntos.

En el momento que el locutor anunciaba cuál sería la canción que se iba a escuchar, tenías que apretar esos dos botones y poner “Stop” al momento de que acabara, y así hasta tener las canciones deseadas, o hasta donde te lo permitiera la cinta.

Rentar películas VHS

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El modelo de negocio de las plataformas de streaming (Netflix, Claro Video, Amazon Prime, etc…) probablemente tenga sus bases en empresas como Blockbuster, que se dedicaba a la renta de películas en formato VHS.

La renta de películas para tener fin de semana de pelis en casa era una de las actividades muy popular en la década de los 90.

Para poder rentar una película tenías que hacerte socio, por ejemplo, de Blockbuster, pagando una membresía con la que podías rentar películas por algunos días.

Para muchos de los que vivieron esas experiencias ahora lo recuerdan con nostalgia:

Llegar a casa con tus películas, encender tu televisor (muchos aún de pantalla curva), buscar el “canal 3”, meter el casete en la videocasetera y ver al inicio de la película la pantalla azul, es algo que ahora sólo vive en los recuerdos.

Consultar la programación de TV en el periódico

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Si no era ir al cine o rentar una película, una forma para entretenerse era ver la programación gratuita de la televisión.

Antes, muchos de la “vieja escuela” podían consular qué iban a transmitir en la tele el fin de semana o cada día a través del periódico.

Muchos diarios solían tener una sección en la que se podía conocer cuál sería la programación de ese día por cadena televisiva y canal.

La barra de programación mostrada en el periódico, casi al final, comenzaba alrededor de las 6 de la mañana y hasta las 00:00 horas.

De esta forma muchas personas podían saber qué películas iban a pasar en la tele en los diferentes canales, así, si había una película o programa que les gustara, programaban su tarde o noche y se hacían unas palomitas para pasarla “bomba” con la familia.

¿Cuál Google y Google Maps?

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¿Cómo llego al Zócalo de la Ciudad de México o cuál es el significado de “X” palabra? Hacer estas preguntas hoy en día están a un clic de ser resueltas; sin embargo, hace unos años el maps antes se llamaba Guía Roji, un libro con unos mapas enormes de las calles de la capital y carreteras de México.

Además, antes, buscar el significado de una palabra tenía que hacerse en diccionarios o incluso enciclopedias, de muchas páginas y en las que, además de tener el significado, podían contener ilustraciones de arte, mapas mundiales o las banderas de todo el mundo.

La Guia Roji aún existe en formato digital, pero lo que se queda en el recuerdo es como era consultada y siempre estaba a la mano de los conductores a un lado o era encargada al copiloto. Mientras que los libros enciclopédicos, usados por muchos estudiantes, ahora tal vez tengan un lugar muy especial en el librero de la casa.

La Sección Amarilla

La Sección Amarilla era un libro con muchas páginas de color amarillo que servía como un enorme directorio telefónico de personas y negocios. Este libro tenía que estar sí o sí en todas las casas de México que tuvieran acceso a una línea telefónica.

¿Ubicas el libro de Baldor? La Sección Amarilla era probablemente más gruesa e imponente que ese libro de Álgebra que se usaba en la secundaria y preparatoria.

La Sección Amarilla era usada también para que locales y empresas promocionaran sus productos o servicios, tenía espacios publicitarios de varios tamaños. Ésta es otra de las cosas que hace muchos años era común hacer, ya sea para buscar a alguna persona o un servicio.

Han pasado los años y la Sección Amarilla permanece en su versión digital.

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