En pleno 2023, al más puro estilo de los tiempos en los que se presentaban en La Última Carcajada de la Cumbancha (LUCC), Rockotitlán, el Rock Stock y el Tutti Frutti, rockeros, integrantes de bandas que vieron la luz en la década de los 80, se reunirán para dar un concierto en el que la nostalgia será el plato fuerte.
UnoTV platica con German Slalom, baterista de El Clan, una de las bandas que participará en la reunión musical el próximo domingo 3 de septiembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, quien señala que el concepto está formado por integrantes de grupos que eran parte del movimiento del rock en español en el país, pero que estaban, de alguna manera, “abajo” de otros como Caifanes, Fobia, Maldita Vecindad, Neón, Los Amantes de Lola y Maná.
“Junto con Manco, bajista de Guillotina, se nos ocurrió la idea de convocar a integrantes de bandas que ya no existen o no están activas, junto con otros de las que continúan, para traer ese documento histórico a las nuevas generaciones y a quienes estuvieron en esa etapa”.
German Slalom.
Dada la cantidad de músicos que se presentarán en el evento, éste se conformará por tres bloques, con una banda base cada uno: “Tocaremos varios temas a los que se van a ir sumando los invitados. En el concierto se presentarán integrantes de Juguete Rabioso, Ansia, El Haragán, toda la alineación de Limbo Samba, Jarris Margalis de Ninot, quien más recientemente estuvo en Jaguares, Fratta… La intención es que haya un invitado por lo menos para cada rola que vamos a interpretar”, destaca el integrante de El Clan.
Sobre el concierto de reencuentro, el músico abunda que, por ejemplo, Santa Sabina hará su aparición con Poncho (bajista) y Pato (baterista), quienes estarán acompañados de dos cantantes, María Emilia Martínez y Leika Mochán.
Para las canciones de El Clan también va a cantar una chica que será “toda una sorpresa”, puesto que uno de los objetivos de Resonante (nombre del festival) es empezar a ceder la estafeta a las nuevas generaciones, aunado a darle cabida al lado femenino.
“Va a estar Flor de Metal, la cantante de Limbo Samba, las de Santa Sabina y El Clan… Se trata de hacer una fiesta para todos. Lo más importante es que el evento es para toda la familia, desde los tres hasta los 100 años, o los que tengan”, destaca Slalom.
La importancia del Lado B del rock en México
A finales de la década de los 80 e inicios de los 90, México vivió un auge musical importante, principalmente dentro del rock, después del veto que pesó sobre este género desde la realización del Festival de Avándaro en septiembre de 1971.
Bandas como Maná (1986), El Tri (1984) – antes Three Souls in My Mind – y Caifanes (1986) dotaron de nueva vida a la escena musical en México, sin embargo, no fueron los únicos, pues a la par de lo que se conocería como el “Rock en tu idioma” otros grupos como El Clan, Trolebús, Luzbel, Tex Tex, Cristal y Acero, Santa Sabina, Ninot, entre muchos más, terminaron por consolidar un movimiento independiente y alternativo que se mantiene hasta la fecha.
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Al ser cuestionado sobre cuál es la importancia del llamado “Lado B del rock mexicano”, el baterista de El Clan cuenta que en los 80 y 90 se abrió mucho del camino de lo que está establecido actualmente en la música: “Muchas bandas aún dejan ver en sus composiciones, quizá sin saberlo, visos de esas influencias; lo que ocurrió en aquellas décadas se ha convertido en una especie de documento histórico, el cual, en la actualidad, sigue siendo válido”, destaca.
“Creo que la valía que tenía esa época es que todas las bandas eran diferentes entre sí. Hoy hay muy buenas bandas, pero, digamos, hay cinco que son las estandartes y otras tantas que se han influenciado de ellas y, por lo tanto, siento que no hay tanta amplitud… En la década de los 80 me acuerdo de una banda llamada Consumatum Est, que no sonaba igual que Santa Sabina, El Haragán o Tex Tex, que venían con una influencia más urbana, igual que Trolebús, que no tenían nada que ver, por ejemplo, con Guillotina que le entraba más al grounge o El Clan que es más oscuro, post punk, o incluso Cristal y Acero y Luzbel que eran más de la onda del metal”.
German Slalom.
Para el músico, lo importante de aquella época era que la mayoría de las bandas trabajaban de manera autogestiva, sin tener redes sociales o plataformas de streaming, lo que los dotó de mayor trascendencia. “De la misma manera, aunque muchas no pertenecían al mainstream como tal, igual viajaban, tocaban y mucha gente se identificaba (identifica) con sus canciones, por lo que siempre valdrá la pena retomarlas, revisitarlas y llevarlas a los escenarios”, destaca.
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“Las virtudes de la independencia son que al estar sometido únicamente a la autocrítica, en un inicio, te exiges mucho. Al saber que tu oportunidad de entrar en un formato dictado por la industria comercial era complicado, lo que te quedaba era hacer las cosas lo mejor posible: estudiar, practicar, tocar… Mucha gente pensaba que ya la ‘habíamos hecho’ por presentarnos en Rockotitlán, LUCC, el Tutti Frutti, La Diabla o Rock Stock, pero la verdad es que casi no ganabas nada. La taquilla se iba, por lo menos, un 50% al dueño del lugar y lo demás se repartía entre los grupos que se habían presentado”.
German Slalom, baterista de El Clan.
¿Por qué es importante seguir siendo rockeros?
Al hacer un recuento del rock en México, German recuerda que este género musical ha lidiado con dificultades desde los años 60, sin embargo, afirma que siempre vale la pena seguir estando presentes: “Ya estamos acostumbrados a estar en el lado ‘b’, en el ‘under’. Hay algunos estilos musicales que para mi gusto son más superficiales, no me gusta decir si son buenos o malos, creo que hay gente que tiene la necesidad de escuchar eso y me parece válido, sin embargo, nosotros siempre intentamos meter a la mesa el platillo llamado rock”.
“El hecho de ser una minoría que está empujando hacia un lado por el cual no va la industria musical nos hace contraculturales. Es importante que existan las minorías musicales… desde las que hacen rock y música experimental, hasta las que hacen jazz u otro tipo de música, para que estos géneros, a veces olvidados, perduren, aunque para los ‘genios’ de la industria musical no funcionen o no peguen… Al final de cuentas todo es muy relativo; quién sabe qué pasaría con nuestras bandas si tuviéramos la misma exposición que un reguetonero, a lo mejor podríamos estar siendo masivos y siendo odiados por quienes serían, ahora, la minoría; es muy difícil ser objetivo en esa situación de gustos musicales”.
German Slalom, baterista de El Clan.