Sepulturero con discapacidad visual vive en panteón de Campeche

Jaime Hernández hace 15 años perdió la vista a consecuencia de una enfermedad hereditaria. Durante 38 años se dedicó a aprender cómo desplazarse en el lugar donde vive: el panteón de San Román en Campeche.

“Ya lo sé todo… Desde chamaquito estaba yo aquí, aquí nací y todo, no veo, pero ya sé llegar a donde necesite”.

Jaime Hernández Ke, sepulturero con discapacidad visual

Utiliza una escoba para guiarse entre los pasillos, con sus manos desgastadas por la cal, barre las tumbas, lápidas y canales del camposanto para dejarlo limpio, sobre todo ahora en Día de Muertos.

Poco a poco va acumulando la hojarasca y basura para depositarla en una bolsa que deja, sus hermanos son quienes llevan la basura a los contendores.

Jaime Hernández, barre diario en panteón, recoge y limpia.

Jaime Hernández es sepulturero y vive dentro del panteón

“Diario barremos, ahorita no, porque estamos pintando. Me quedo en una bodeguita donde mi hermano mete la herramienta“.

Jaime Hernández Ke, sepulturero con discapacidad visual

Tiene 53 años viviendo en lo que pudiera ser una cripta, pero Jaime dice que es la bodega donde creció con sus siete hermanos.

Los restos de sus padres y su sobrino, descansan en San Román, a quienes visita y cuida de su lápida.

Sus hermanos se encargan de pintar para que el sitio esté listo en el día que celebran a los fieles difuntos.

La falta de vista no le quita la sonrisa para comentarnos que no es el encargado del panteón, sólo vive ahí y se desplaza de un lado a otro con libertad, pues conoce todos los rincones como la palma de su mano.

“Sí, nosotros sepultamos y exhumamos y todo, él exhuma los huesitos, él Jaime. Entonces hay que tenerle más miedo, ¿a quiénes?, pues a los vivos, porque a los muertos es tranquilo aquí. Yo le traigo su comida diario y estamos cenando allá a las 11 de la noche, prendo las luces y todo”.

Eloy Hernández Ke, sepulturero

Jaime nunca se casó, ni tuvo hijos. Hoy sobrevive gracias a donativos de la gente y la ayuda que le brindan sus hermanos, que también son panteoneros. Asegura que siempre será el fiel guardián del panteón de San Román en Campeche, aunque ya no lo vean.

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