Así era la Ciudad de México en 1985: transporte, vida diaria y edificios que marcaron la época

En 1985, a la Ciudad de México (CDMX) se le identificaba como el Distrito Federal o sólo D.F. y tenía un ritmo que hoy puede parecer distinto, aunque muchas de sus dinámicas siguen vigentes. Entre microbuses recién introducidos, las filas en los trolebuses y la consolidación del Metro, la capital mexicana mostraba la vida cotidiana de millones que viajaban, trabajaban y convivían en una urbe que crecía de manera acelerada.
En 1985, la CDMX era la zona urbana más grande del mundo. Con más de 16 millones de habitantes, la ciudad había crecido a un ritmo vertiginoso: más del 4% anual durante la década de 1970, con una tasa de crecimiento cercana al 40% en la periferia.

Transporte en la Ciudad de México en 1985
Moverse por la CDMX en 1985 significaba convivir con un sistema de transporte en expansión. El Metro, inaugurado en 1969, ya sumaba 117 kilómetros y poco más de 100 estaciones en servicio. Para muchos capitalinos representaba la forma más rápida de llegar a la escuela o al trabajo, a pesar de que la red aún era limitada en comparación con la actual.
En 1985, el transporte en la capital mexicana estaba marcado por la expansión del Metro, que para ese año contaba con nueve Líneas en operación y se consolidaba como uno de los sistemas más utilizados por la población. Junto al Metro, los microbuses y camiones de pasajeros eran la principal opción de movilidad en zonas donde no había estaciones cercanas, mientras que los trolebuses aún formaban parte de la red de Transporte Eléctrico en varias avenidas.

La red de autobuses de Ruta 100 transportaba diariamente a miles de personas en más de 2 mil unidades. Eran los camiones verdes que se convirtieron en parte del paisaje urbano y que tenían recorridos largos por la periferia. El Trolebús, con sus característicos cables, seguía siendo una opción habitual en colonias tradicionales. En paralelo, los microbuses empezaban a ganar terreno en la movilidad de barrios y avenidas principales.
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La vida diaria en la capital mexicana en 1985
La vida cotidiana en la CDMX en 1985 estaba marcada por los mercados, las plazas y los cines de barrio. Sitios como La Merced, Jamaica o San Juan eran más que espacios de compra: también servían de punto de reunión para familias enteras. En colonias céntricas como la Roma, Doctores y Guerrero, la actividad comercial se entremezclaba con el tráfico vehicular y con la presencia del comercio informal que empezaba a ocupar banquetas y calles.
La vida diaria en la CDMX en 1985 se desarrollaba en un entorno de contrastes, con centros de reunión como la Plaza de la Constitución, el Eje Central y colonias tradicionales donde convivían comercios locales y oficinas.
La convivencia social se fortalecía en parques, plazas y unidades habitacionales construidas en décadas previas, como Tlatelolco o el Multifamiliar Juárez. Para el entretenimiento, el cine seguía siendo una costumbre extendida: salas de barrio proyectaban estrenos nacionales e internacionales que reunían a familias enteras durante las noches y fines de semana.

Edificios y espacios que definieron a la CDMX en 1985
El paisaje urbano de la CDMX en 1985 incluía símbolos como la Torre Latinoamericana, considerada un referente de modernidad desde su inauguración en 1956. El Hotel Regis, ubicado en avenida Juárez, también formaba parte de la identidad capitalina, al igual que el Multifamiliar Juárez, el Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco y el Hotel de México, considerados referentes de modernidad en ese momento.

En el Centro Histórico se mantenía la actividad administrativa y cultural, con el Palacio de Bellas Artes, la Catedral Metropolitana y el Zócalo como espacios de referencia. Mientras que, en las periferias, el crecimiento de viviendas irregulares mostraba el rápido aumento poblacional y los desafíos de infraestructura que enfrentaba la capital en esa década.
Así, la CDMX en 1985 reflejaba una combinación de transporte en crecimiento, vida social intensa en mercados y barrios, y un paisaje urbano marcado por edificios que serían recordados como íconos de una época.



