Cumple su promesa: embajador de Japón salió a regalar tamales en CDMX

Embajador de Japón en México regala tamales en calles de la CDMX
Embajador de Japón en México regala tamales. Fotos: Getty Images

En el Día de la Candelaria, el sushi sucumbió ante los tamales. Noriteru Fukushima, embajador de Japón en México, salió a regalar tamales en las calles de la Ciudad de México a varios transeúntes. En sus redes sociales, expresó que quiso sorprender a la gente y cumplir su promesa.

En un video difundido en Twitter, Noriteru Fukushima, quien es padre de dos hijas y su esposa también es embajadora, expresó su deseo de ir a repartir los tamales como parte de la celebración del Día de la Candelaria, debido a que el 6 de enero le salió el Niño Dios en la Rosca de Reyes.

Bien dicen que la cultura japonesa tiene muy presente el honor, porque el diplomático, quien nació en la Ciudad de México, desde muy temprano se fue a comprar los deliciosos tamales en un puesto situado cerca del Metrobús Hamburgo, en la calle de Havre de la colonia Juárez, donde la vendedora le dijo que ya estaban listos.

“¿Es de mole, uuuuh?”: embajador de Japón

El embajador le preguntó a la señora que cuál era el que más se vendía y si estaban muy calientes, a lo que le respondieron que el tamal verde era el más vendido, Luego, Noriteru Fukushima se dispuso a entregarlos a la gente, donde a todos les explicó que le había tocado el Niño el día 6 de enero, razón por la que estaba regalando tamales.

La gente los aceptó de muy buena gana; incluso, una señora le agradeció asintiendo con la cabeza, como los japoneses, al recibir su tamal, para luego expresarle muy emocionada que su hijo admira Japón. “Está estudie y estudie lo de Japón, le fascina la cultura nipona”, señaló muy feliz.

Para dejar asentado que entre Japón y México hay una gran hermandad, el embajador le pidió a la señora si se tomaba una fotografía con él, y ella, bromeando, expresó que “hasta parecía asiática” por su baja estatura.

En su encomienda, Fukushima siguió repartiendo y se encontró con un joven, quien, en muestra del generoso gesto, le agradeció con el famoso arigatoy, sin dudarlo, se abalanzó a tomar un rico tamal de la canasta. También le repartió a una madre y a su hijo.

Los últimos tamales los entregó a algunas mujeres sentadas en unas bancas, algunas de ellas del Gobierno de la Ciudad de México, a quienes les manifestó: “Espero que les guste, gracias a usted, éste está reciente, así que ya está caliente por dentro, por favor, ¿podría tomar foto con el Ángel de la Independencia?“.

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