Lo despidieron de la Aduana de Manzanillo por buscar a sus hijas desaparecidas
El pasado 24 de agosto de 2024 las hijas de Edgar Rodríguez Ávila fueron raptadas muy cerca de su casa, desde ese día comenzó una búsqueda para dar con su paradero, sin imaginar que esta lucha le haría perder su trabajo en la Aduana de Manzanillo.
“Me dicen, se las acaban de llevar, las subieron a la fuerza, las niñas estaban gritando, papá, papá, ayúdanos”, Edgar Rodríguez Ávila, padre.
Fue la madre de las menores quien, en medio de una mala relación con Edgar, decidió llevárselas. El hecho ocurrió de forma violenta, la hija mayor intentó huir, pero fue sujetada con fuerza.
“La más grandecita Hadassa se alcanzó a salir del coche, la jalaron del pelo. A la más chiquita le taparon la boca para que no gritara”, Rocío de la Cruz Ávila, abuela de las niñas.

Después de una intensa búsqueda, las niñas fueron localizadas en Baja California. Sin embargo, pese a que Edgar posee la custodia legal, su recuperación no ha sido posible, ya que, según el padre, se han cometido varias omisiones institucionales.
“La verdad he batallado mucho, me he encontrado con muchas trabas. No entiendo cómo fue que entrevistaron a mis hijas, estando presentes las personas que las privaron de su libertad”, Edgar Rodríguez Ávila, padre.
La situación se agravó cuando, en medio de este proceso, Edgar fue despedido de su trabajo, por haberlo confundido como uno de los manifestantes que bloquearon el Puerto de Manzanillo el pasado mes de mayo. Él asegura que en ese momento se encontraba realizando trámites legales relacionados con sus hijas.
“Necesitaba el trabajo para continuar en la lucha por recuperar a mis hijas. Esto es injustificado lo que hicieron”, Edgar Rodríguez Ávila, padre.
Desde aquel día de la sustracción, la familia Ávila vive sumida en la incertidumbre y el dolor. La abuela de las menores, Rocío de la Cruz, ha sido testigo del deterioro emocional que este caso ha provocado.
“Yo le pediría a las autoridades, que hagan por las niñas justicia. Porque sí, en verdad, han sido estos meses de angustia, de desesperación e impotencia”, Rocío de la Cruz Ávila, abuela de las niñas
Ha pasado casi un año desde aquella separación forzada. La esperanza, sin embargo, se mantiene viva.
“No pierdo la esperanza. Hadassa, Sharon, quiero decirles que las amo, que estoy luchando”, Edgar Rodríguez Ávila, padre.
Por ahora, el reencuentro sigue pendiente, mientras Edgar enfrenta dos batallas, recuperar a sus hijas y recuperar su empleo.




