Con este método las personas lograban esconder su repulsivo olor en el siglo XVII

Así es como las personas lograban esconder su repulsivo olor en el siglo XVII
Los guantes y el perfume eran parte de la estrategia para oler bien. Foto: Getty

En el siglo XVII, el acceso al agua en Europa y otras partes del mundo era limitada, por lo que los hábitos de higiene eran completamente diferentes a los que hoy en día acostumbramos a tener.

Los olores corporales eran repulsivos, así que las altas esferas de la sociedad tuvieron que implementar ingeniosos métodos para tratar de disimular los aromas a mugre, sudor y grasa.

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El perfume, la clave del éxito

Si te preguntas por qué las casas de perfumes más exitosas y reconocidas de todo el mundo se encuentran en Francia y otras partes de Europa, debes de saber que la necesidad de sus pobladores más acaudalados fue la que impulsó el desarrollo de grandes fragancias en épocas pasadas.

Las familias dedicadas a la creación de aromas desarrollaban recetas de perfumes con ámbar, resinas, bálsamos, maderas y esencias de flores; estas, junto con un manual de cómo aplicar la esencia, eran compartidas de generación en generación.

Los agradables resultados que los perfumistas obtenían al mezclar eran comprados por personas de la alta sociedad para aplicarlos en sus pañuelos y prendas hechas de piel como botas y chalecos.

  • Los guantes, accesorio de suma importancia en la época, eran curados para poder impregnarles el perfume.

¿Cómo disfrazaban el mal olor en el siglo XVII?

Como podrás imaginarte, ante un fuerte olor corporal desagradable en el siglo XVII, las personas ricas aplicaban grandes cantidades de perfume en su piel y en sus prendas.

Lo más efectivo era usarlo en prendas y accesorios hechos de piel para tratar de retener la agradable fragancia. Debido a que los guantes eran hechos con este material y simbolizaban estatus social, se desarrollaban métodos para fijar la fragancia.

Según lo declarado por Gregorio Sola, perfumista senior en Puig (compañía de moda en Barcelona), los guantes eran curados para reducir su olor natural y conjugarlo con aromas como el sándalo, agua de rosas, ámbar y otras fragancias.

Se les aplicaban hasta tres capas de olor:

  1. Primero se humectaban los guantes por 8 horas
  2. Después se dejaban secar toda la noche
  3. Al siguiente día se aplicaba una segunda capa de fijación
  4. Al final se ponía una tercera capa de aromatización con fijado absoluto

¿Por qué se le daba tanta importancia a los guantes?

Gregorio Sola, quien hizo una colaboración con el Museo del Prado, ubicado en Madrid, España, para recrear los olores de los guantes del siglo XVII, menciona que las personas que los usaban podían evadir un aroma desagradable llevándose las manos vestidas a la nariz.

También los curaban para que, al tenerlos puestos durante una charla, el movimiento de los brazos contribuyera a que las personas dejaran perfumado el ambiente.

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