¡No duermas entre bacterias! Cada cuánto hay que lavar las sábanas en verano

Con el calor del verano, dormir bien ya es un reto. Pero lo que quizás no sabías es que tus sábanas podrían estar haciendo todo aún peor. ¿Cuándo fue la última vez que las cambiaste? Si ya pasaron más de unos días, es hora de hacer algo al respecto.
El farmacéutico y divulgador madrileño Álvaro Fernández,conocido en redes como @farmaceuticofernandez, ha lanzado una advertencia clara: muchas personas están durmiendo sobre un cúmulo invisible de suciedad que, con el calor, se vuelve aún más peligroso. “Si no las cambias con frecuencia, estás durmiendo en una granja de bacterias”, asegura.
¿Entonces, cada cuánto hay que cambiarlas?
La respuesta rápida es que se deben cambiar una vez a la semana como mínimo, pero la respuesta para los meses de calor es de cada tres o cuatro días.
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Durante la noche, nuestro cuerpo libera sudor, células muertas, grasa, restos de crema, saliva, pelos… y todo eso queda atrapado en la ropa de cama. Si no se lava con frecuencia, ese ambiente se convierte en el lugar perfecto para bacterias, hongos y ácaros del polvo.
¿Y qué puede pasar si no las cambias seguido?
No se trata solo de que huelan mal o se vean sucias. Dormir en sábanas contaminadas puede causar o empeorar:
- Alergias respiratorias como el asma
- Problemas de piel como acné o dermatitis
- Infecciones cutáneas, respiratorias o incluso gastrointestinales
- Picor de ojos, congestión, malestar general
¿Hay momentos en los que debo cambiarlas más seguido?
Sí. El propio farmacéutico señala que deberías lavar tus sábanas sin pensarlo dos veces si:
- Duermes desnudo
- Tienes mascotas que suben a la cama
- Estás o estuviste enfermo
- Has sudado mucho por fiebre o una ola de calor
- Tuviste compañía en la cama (sí, también aplica)
¿Y la almohada?
Aquí viene otro punto importante: la funda de la almohada. Como está en contacto directo con el rostro durante varias horas, si tienes piel grasa o tendencia al acné, lo ideal es cambiarla cada tres días.
Ventilar no basta
Aunque abrir las ventanas y airear la cama es un hábito saludable, no es suficiente. “Ventilar no sustituye a lavar”, insiste Fernández. El aire no elimina bacterias ni ácaros. Por eso, mantener una rutina de lavado frecuente es clave si quieres dormir (y despertar) con una mejor sensación de limpieza.
Para quienes odian cambiar la cama seguido, una buena idea es tener juegos de sábanas extra listos para facilitar el cambio rápido. Tu piel (y tu descanso) lo agradecerán.
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