Sin nombrar a Boris Johnson, informe sobre el “partygate” responsabiliza a funcionarios británicos

Boris Johnson: informe sobre el "partygate" responsabiliza a dirigentes británicos
Johnson negó que se hubiesen infringido en sus oficinas las reglas contra el coronavirus. Foto: AFP

Los líderes políticos y altos funcionarios británicos implicados en el “partygate” deben “asumir la responsabilidad” de la cultura que condujo a las numerosas fiestas ilegales en Downing Street durante los confinamientos, señaló en un informe la alta funcionaria Sue Gray, sin nombrar a Boris Johnson.

“No se debería haber permitido que se produjeran muchos de estos eventos”, concluyó tras su investigación la alta funcionaria Sue Gray, considerando, pero sin nombrar al primer ministro británico, que “los altos cargos implicados, tanto políticos como funcionarios, deben asumir la responsabilidad de esta cultura”.

Considerada rigurosa e implacable, Gray entregó sus muy esperadas conclusiones antes de la comparecencia semanal de Johnson ante el parlamento, a la que seguirá una rueda de prensa por la tarde.

La alta funcionaria comenzó a investigar hace meses los numerosos eventos sociales celebrados en dependencias gubernamentales cuando las reglas contra el COVID-19 impedían a los británicos reunirse con sus seres queridos e incluso despedirse de los fallecidos por una enfermedad que causó 178 mil muertos en el país.

Terminó su informe en enero, pero la policía decidió entonces abrir su propia investigación y Gray se vio obligada a publicar una versión muy editada de sus conclusiones, omitiendo todos los detalles, para no interferir en las pesquisas.

El primer ministro Boris Johnson y su esposa Carrie Johnson, así como el ministro de Finanzas Rishi Sunak, recibieron una sola sanción, de 50 libras (unos 65 dólares) por el que aparece como el menos importante de los encuentros, una fiesta por su 56 cumpleaños celebrada el 19 de junio de 2020 en la sala del consejo de ministros.

¿Boris Johnson mintió sobre el tema del “partygate”?

Enfrentado a principios de año a una rebelión interna en sus filas conservadoras que buscaba destituirlo a raíz de este escándalo, Boris Johnson vio después como la guerra en Ucrania cambió el foco de atención a finales de febrero, reduciendo la amenaza que pendía sobre su cabeza.

En el contexto de crisis bélica, y dado el importante papel que el británico ha tenido en la respuesta internacional a la invasión rusa, muchos miembros de su mayoría pidieron esperar al resultado de las investigaciones antes de volver a contemplar un eventual voto de censura, que debe ser solicitado por al menos 15% de los 359 diputados del Partido Conservador.

Si la investigación de la policía londinense dejó al primer ministro no muy mal parado, la de Gray no fue tampoco tan dura como algunos esperaban.

Pero sus conclusiones completas no agregaron las pruebas, fotografías incluidas, que muchos diputados conservadores esperaban impacientemente para decidir si el primer ministro fue sincero cuando dijo que no tenía la impresión de infringir las reglas.

Johnson negó además en diciembre ante la Cámara de los Comunes que se hubiesen infringido en sus oficinas las reglas contra el coronavirus impuestas por él mismo.

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