Efectivos de las fuerzas armadas se vistieron de héroes al salvar este sábado, desde un helicóptero, a una madre y a su bebé en el estado de Río Grande do Sul, en medio de las inundaciones y fuertes lluvias que azotan a Brasil.
Las brigadas de rescate aún intentan alcanzar y abastecer numerosos municipios aislados, que se han visto afectados por la tormenta y que se quedaron sin comunicaciones y con carreteras bloqueadas, e incluso sin energía eléctrica ni agua.
Las inundaciones han dejado casi 60 muertos y decenas de desaparecidos, un desastre climático sin precedentes en la zona.
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Alrededor de 32 mil 600 personas fueron evacuadas de la zona y casi 300 localidades se han visto afectadas por los desbordes de los cauces de agua y deslizamientos de tierra.
El rápido ascenso en las últimas horas del río Guaíba anegó el centro histórico de Porto Alegre, una de las mayores urbes del sur brasileño.
Según la alcaldía, su nivel marcaba 5.09 metros, por encima del récord de 4.76 metros, registrado cuando la ciudad sufrió unas históricas inundaciones en 1941.
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En medio de las labores de rescate, una fuerte explosión en una gasolinera dejó al menos dos muertos en el norte de la ciudad. El incidente se produjo cuando vehículos que trabajan en los rescates se abastecían en la estación de servicio inundada.
Mientras tanto, el aeropuerto internacional de Porto Alegre suspendió el viernes sus operaciones por tiempo indeterminado.
El cambio climático y el fenómeno meteorológico El Niño han favorecido estas lluvias devastadoras, según expertos.
