Para acabar con la vida de León Trotski, el revolucionario ruso, no fue necesaria un arma de fuego, Ramón Mercader, quien lo asesinó un 20 de agosto, optó por un piolet que actualmente se exhibe en el Museo Internacional de Espionaje en Washington.
Sin embargo, encontrar el arma que utilizó el criminal enviado por Joseph Stalin, el 20 de agosto de 1940 para matar a León Trotski en México, no fue tarea sencilla. Tuvieron que pasar cerca de cuatro décadas para dar con su paradero.
Keith Melton, un historiador especializado en el espionaje de la CIA, tardó años en hallar el arma homicida.
“Me gustan las búsquedas detectivescas. Esta realmente me puso a prueba”,
Reconoció Keith Melton
El historiador recorrió el mundo para acumular herramientas ingeniosas y macabras del arte del espionaje para el museo, centró su atención, allá por la década de 1970, en el piolet, desaparecido poco después del asesinato de León Trotski.
El arma que le arrebató la vida a León Trotski fue vista por última vez en público durante una rueda de prensa posterior a la muerte del revolucionario ruso.
¿Cuándo y cómo murió León Trotski?
El 20 de agosto de 1940, tras ganarse la confianza del círculo cercano a Trotski, Ramón Mercader acertó el golpe que había planeado por un buen tiempo y logrando su encomienda de matar a León Trotski.
Mercader, era un alpinista experimentado, manejaba con habilidad la herramienta y sabía que acabar con el revolucionario de un disparo sería poco viable.
“Tenía una habilidad poco común para manejar el piolet, ya que con dos golpes era capaz de romper un enorme bloque de hielo”,
Confesó Mercader a la policía después del crimen.
En Ciudad de México Trotski permanecía en su casa y estaba siempre custodiado por un puñado de guardias armados.
Pero Mercader logró entrar al pequeño séquito del revolucionario como amante de una trotskista de Nueva York haciéndose pasar por hijo (de izquierdas) de un rico diplomático belga, una tapadera diseñada por el NKVD.
Después de un tiempo en la capital mexicana, Mercader podía entrar a la residencia de Trotski sin ser registrado.
El piolet penetró cerca de 7 centímetros en el cráneo de Trotski, pero no murió en el acto. Comenzó a gritar y pelear. Los guardias acudieron al lugar y detuvieron a Mercader. Sin embargo, Trotski murió al día siguiente en el hospital.
¿Dónde encontraron el arma que mató a León Trotski?
La pregunta era cómo había conseguido uno en Ciudad de México. Mercader se lo robó al hijo del dueño de su residencia.
Durante su búsqueda, el investigador vio innumerables piolets como el original, incluido uno en exhibición en un museo en Praga. Pero ninguno de ellos era de la marca y modelo original, fabricado en Austria por la empresa Werkgen Fulpmes.
Finalmente, en 2005, Ana Alicia Salas, la hija de un expolicía mexicano, confesó haber guardado el piolet debajo de la cama durante años. La herramienta encajaba con la buscada y Melton lo compró para su colección.
Aunque faltaba alguna prueba irrefutable de que aquel era el piolet que había acabado con la vida de Trotski, dicha evidencia la encontraron en una fotografía de la policía de 1940 en donde se veía restos la impresión con sangre de una huella dactilar sangre en el mango.
Gracias a la ayuda de un científico forense del FBI, Melton pudo “determinar que había restos de la huella de sangre en el piolet”. “Los contornos coincidían perfectamente con la huella dactilar de la foto”.