“Allá hay malos espíritus, ellos toman a las personas y sus motos para que se los trague el río“, afirma Boucary Sagara cuando habla de uno de los tres puentes de Bamako en Malí, teñido de misterios, que él no cruza por nada en el mundo.
En Malí se le llama el “tercer puente“, o el “puente de los chinos”, porque es la última de tres obras de ingeniería sobre el río Níger en ver la luz en la capital, construida y financiada hace 11 años por una empresa china.
Según una creencia popular y animista bien afianzada, los “djinns” (genios, en este caso del agua, que pueden ser benévolos o malvados) se juntan todos los días en este sitio llamado Souta Dounou, uno de los lugares sagrados que marcan el Djoliba (río Níger).
Aún hoy, ellos anidan sobre las arcadas de esta imponente estructura de hormigón de mil 600 metros de largo, según estas creencias.
Pero si unos consideran el sitio sagrado, otros lo ven como un antro diabólico.
Al igual que muchos habitantes de Bamako, una ciudad cortada por el río, Boucary Sagara prefiere tomar un desvío de media hora y cruzar otro puente antes de acercarse a este “lugar no musulmán”.
Aún así, las márgenes bajo el “puente de los chinos” están lejos de ser desiertas.
Aquí, las rocas negras de arenisca afilada por las fuertes corrientes se encuentran expuestas por la estación seca.
Las rocas se cubren de rojo casi a diario por la sangre de animales que son llevados a sacrificar: cabras, ovejas, gallinas y a veces bueyes.
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¿Cuáles son las razones para visitar el tercer puente de Bamako?
Problemas de familia, de pareja, con un colega, o simplemente el deseo de pedir un empujón al destino… todas las razones son válidas para venir a Souta Dounou.
Desde hace más de 20 años, Assa Camara es una de las que echa andar el ritual.
“Yo tuve un sueño, vi al genio, él me dijo que viniera a hacer los sacrificios”, dijo ella, sentada sobre una piedra bajo el puente y vestida con un traje inmaculado.
Esa mañana, una mujer llegó a ofrecerle dos gallinas, tres huevos, dos cigarros y leche, para que ella implorara al genio.
Pero Thiam Diarra llegó con otro tributo.
Desde un pequeño puente de piedra de la época colonial que sobrevive bajo el puente nuevo, Diarra llegó a verter en las aguas una bolsa de medicamentos como regalo al río y sus genios.
“Es para conjurar los males que me lanzó un morabito por pedido de alguien”, explicó.
Con la camisa bien apretada, parte rápidamente en su motoneta: la ofrenda fue apenas una etapa en la larga jornada de trabajo del comerciante.
Los adeptos de Souta Dounou citan como prueba de la existencia de los genios los ahogamientos y suicidios -raros en la sociedad de Malí- ocurridos en ese punto, o los accidentes de tránsito ocurridos en su entorno inmediato.
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¿El lugar resguarda una ciudad sumergida?
“Si el tercer puente es parte de esos lugares sagrados donde vivirían los genios, los ahogados en este punto del río ciertamente amplifican el fenómeno”, comentó Salia Malé, antropólogo y ex alto cargo del Museo Nacional de Malí.
Algunos afirman haber visto a una sirena, otros hablan de una ciudad sumergida, o de la inmensa mano del genio que atrapa a los conductores de moto sobre el río.
“No es más que un mito, la realidad fue puesta al día cuando los chinos construyeron el puente“, aseguró Belco Ouologem, director del Instituto Confucio de Bamako y traductor local para la empresa china CGGC durante la construcción del puente.
“La empresa hizo estudios en el río con un robot y descubrió la presencia de un gran agujero sobre una capa freática. Ese agujero causa un remolino en el agua que se traga al que caiga allí, es un fenómeno clásico”, explicó.
Contó que se instalaron grandes paneles informativos durante la construcción del puente para explicar la geología del lugar.
Los ingenieros chinos “han construido puentes sobre el mar, no serán genios malignos los que los van a detener”, dijo sonriendo Ouologem.