Unesco se prepara para celebrar su 75 aniversario y para reelección de su directora general

También se espera el regreso de Estados Unidos a la Unesco en un momento en el que China es el mayor contribuyente a su presupuesto ordinario. FOTO: AFP

La Unesco se prepara para conmemorar su 75 aniversario durante una reunión de su máximo órgano de gobierno a partir del martes en París con la reelección garantizada de su actual directora en la agenda y la esperanza del regreso de Estados Unidos.

Escogida hace cuatro años al frente de la Unesco tras una elección ajustada, la francesa Audrey Azoulay debe ser escogida para un nuevo mandato, sin rivales, y tras haber recibido ya el apoyo del consejo ejecutivo.

Azoulay ve su reelección como una muestra de la “confianza” y la “unidad” recuperada en el seno de esta agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura, máxime cuando en 2017 se fijó como prioridad apaciguar las tensiones.

Bajo su batuta, las cuestiones ultrasensibles de Oriente Medio, como el patrimonio de Jerusalén, fueron objeto de discusiones previas para evitar posibles escollos o incluso llegaron a aplazarse.

Esta política que busca acabar con la división interna propició incluso que Estados Unidos e Israel, que abandonaron la Unesco acusándola de un sesgo antiisraelí, estudien volver. “Hay señales positivas”, según una fuente conocedora.

Para algunos, el regreso de Estados Unidos representaría un contrapeso a la implicación cada vez mayor de China, que se convirtió en el primer contribuyente al presupuesto ordinario, sin contar los proyectos específicos.

Pekín abona el 15.5% de este presupuesto que asciende a 535 millones de dólares para el ejercicio 2020-2021, en alza del 3% durante el mandato de Azoulay tras 15 años sin cambios o a la baja, según la secretaría de la Unesco.

Más allá de las cuotas obligatorias, las contribuciones voluntarias también aumentaron a unos 890 millones de dólares, en alza del 50% respecto al mandato precedente (2013-2017) por proyectos específicos como reconstruir Mosul.

La ausencia de Estados Unidos y la aportación de China

Pekín “cubrió el vacío dejado por la ausencia de Estados Unidos”, indicaba en enero en la revista Foreign Policy la investigadora Kristen Cordell, consejera de la Agencia Estadounidense de Desarrollo (USAID).

Tras evocar especialmente las colaboraciones entre la Unesco y el gigante tecnológico chino Huawei, la experta señalaba también la propuesta china de acoger en Shangái la Oficina Internacional de Educación.

Actualmente en Ginebra, este centro de la Unesco, que financia el país huésped, ayuda a elaborar los contenidos y métodos educativos, una tarea que algunos no querrían ver en un país marcado por la censura.

Animadas por la agencia de la ONU, las dos Coreas se acercaron para defender conjuntamente la inclusión en 2018 de la lucha tradicional coreana (Ssirum) en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La directora general quiere ir aún más allá y crear una reserva de la biosfera en la DMZ, la zona desmilitarizada en la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur, y abandonada a la naturaleza desde hace décadas.

La Unesco trabaja así por la reconciliación, fiel a los objetivos de una institución nacida tras la Segunda Guerra Mundial para promover la paz a través del respeto de la diversidad cultural y la cooperación internacional.

“Es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”, reza el preámbulo de la Constitución de esta agencia de Educación, Ciencia y Cultura, cuya creación formal tuvo lugar en noviembre de 1946.

Este 75 aniversario se celebrará así el 12 noviembre con la participación de 20 jefes de Estado y de gobierno, además de unos 50 ministros, en paralelo a la reunión de la Conferencia General de la institución.

La educación, especialmente de las niñas, sigue en el centro de sus acciones. Durante el cierre global de las escuelas por el COVID-19, la institución se sumió en el desarrollo de plataformas de educación y formación en línea.

La Conferencia, prevista del 9 al 24 de noviembre, debe debatir además sobre temas del futuro, como la ética de la inteligencia artificial o la apertura de la investigación científica.

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