Xoloitzcuintle, el perro sagrado de México: Origen, leyendas y mitos

Perros de la raza xoloitzcuintle jugando en campo abierto
Perros de la raza xoloitzcuintle jugando. Foto: Getty Images

El perro xoloitzcuintle es una raza canina originaria de México que se remonta a la época prehispánica. Es conocido por su aspecto distintivo, con una piel sin pelo que puede ser de color negro, gris y hasta rojiza o blanca. También se caracteriza por su cabeza larga y estrecha, sus orejas grandes y erectas, y su cola larga y delgada.

Aunque es un perro de tamaño mediano, es fuerte y ágil, lo que lo convierte en un excelente perro guardián. Su lealtad es única y su temperamento, la mayoría de veces, apacible, por lo que son excelentes perros de compañía.

En UnoTV te presentamos ocho datos que quizá no sabías de estos perros cuya raza fue declarada como Patrimonio Cultural y símbolo de la Ciudad de México el 12 de agosto de 2016 y que desentrañan su origen, leyendas, mitos y características.

1. El “xolo”, un perro con más de dos mil años de edad

Si algo caracteriza al xoloitzcuintle es su pasado. La UNAM destaca que se sabe, por piezas de cerámica encontradas en Colima, conocidas como “perritos danzantes”, que su origen se remonta a hace unos dos mil años.

Según la máxima casa de estudios, en un texto publicado en su Gaceta, hace aproximadamente dos mil años nació una camada de perros en un lugar de la franja que va desde Nayarit hasta Guerrero, en la cual uno de los cachorros carecía de pelo.

Perro xoloitzcuintle. Foto: Cuartoscuro

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Raúl Valadez Azúa, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, señala que cuando la gente vio al “extraño animal sin pelo” consideró la aparición como una decisión de los dioses, por lo que lejos de matarlo lo llamaron xoloitzcuintle, vocablo náhuatl que quiere decir “perro raro” o “perro arrugado”.

2. Son los guardianes de los espíritus

En tiempos prehispánicos se creía que los perros pelones guiaban a las almas de quienes habían fallecido por el camino del Mictlán, la ciudad de los muertos.

El xoloitzcuintle, según esta visión, tiene la difícil tarea de ayudar a las almas a pasar un profundo y caudaloso río.

Xolo bebé. Foto: Getty Images

Si el can es negro, no podría ayudar en este paso, pues su color indica que ya atravesó las aguas; si es color blanco o claro tampoco podría encaminar a los espíritus, puesto que es muy joven. El color ideal para cruzar al más allá es el gris jaspeado, color predominante en la raza.

  • Ojo: La leyenda dice que ellos podían negarse a cruzar el río si, en vida, las personas que requerían su ayuda, habían tratado mal a los perros.

3. Se comían en ritos

Aunque existe la creencia de que los nahuas y mayas comían en abundancia perros xoloitzcuintles, lo cierto es que esta práctica era sagrada y sólo se daba en ceremonias religiosas en las que los canes encarnaban a alguna deidad.

De acuerdo con el doctor Raúl Valadez Azúa, en su libro “El perro mexicano” (1995) – editado por la UNAM -, existía la costumbre, en épocas prehispánicas, de sacrificar a un xoloitzcuintle en épocas de sequía y su carne era comida como parte de un rito, ya que se creía que sacrificar a un perro era traer a la tierra el fuego vital.

El xoloitzcuintle se ha convertido en un símbolo de Día de Muertos. Foto: AFP

4. No ladraban ni gruñían

Dicen las crónicas del español Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557) que cuando llegó a la Indias o el Nuevo Mundo observó que coexistían con los lugareños unos “perritos pequeños, algunos pelones y mudos, que jamás ladran ni gruñen”.

Lo cierto es que actualmente este tipo de perros, aunque es pasiva, sí ladra, gruñe y hasta aúlla.

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Toma nota: El “xolo” no es el único perro pelón en el mundo. En Argentina a esta especie se le conoce como “pila”, en Perú “inca” y en China “crestón” o “crestado”, el cual tiene pelo pero sólo en la cabeza y cola.

5. Se le atribuyen cualidades curativas

Históricamente, el xoloitzcuintle ha sido valorado por sus cualidades curativas por varias culturas prehispánicas. En la actualidad algunos siguen considerando que tiene ciertas propiedades benéficas para la salud.

Si algo es cierto es que, al no tener pelo, la piel del “xolo” se siente más caliente al tacto que la de los demás caninos con pelo, por lo que algunos creen que este calor puede ayudar a aliviar el dolor en ciertas partes del cuerpo, así como a mejorar la circulación sanguínea.

Aunque estas cualidades no están científicamente comprobadas, lo cierto es que los humanos agradecerán tener un xoloitzcuintle en casa, pues son muy limpios y no acumulan pulgas o garrapatas. Lo mejor de todo: son ideales para personas con alergia al pelo canino.

6. Frida y Diego los adoraban

Es ampliamente conocido que Diego Rivera y Frida Kahlo tenían perros xoloitzcuintles, los cuales quedaron inmortalizados en obras de la pintora.

Un cuadro de Kahlo, muestra a su querido Señor Xolotl arropado por la madre tierra, el universo, junto a ella y Diego Rivera. En una icónica fotografía de la artista Lola Álvarez Bravo se ve a Frida, reflejando su rostro en un espejo, junto con sus dos “pelones”.

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Sin lugar a dudas, las fotografías más emblemáticas donde aparecen los “xolos” de la pareja de artistas es donde se le ve a ella, enferma, en cama, con su perro favorito, el fiel señor Xolotl a su lado.

7. No tienen algunos dientes

Los amigos humanos del xoloitzcuintle pueden corroborar que a sus perros les faltan algunos dientes, principalmente los premolares, que están ubicados entre los colmillos y las muelas traseras.

Lo anterior, deja a esta raza de canes en desventaja ante la defensa de su territorio o una que otra pelea con otros perros, aunado a que no tienen pelo y pueden ser heridos más fácilmente. No te preocupes, en general el “xolo” es un perro apacible.

8. Los xolos no sudan

La UNAM detalla que una mutación genética en esta raza de perros induce una malformación del ectodermo, una capa que se forma en el embrión.

Los órganos que se deberían formar a fututo derivados de esta capa se desarrollan, pero de manera incompleta, como los dientes y la piel.

A diferencia de la piel de otros mamíferos, la del “xolo” se queda en estado embrionario y en ella no se desarrollan folículos pilosos ni glándulas sebáceas, por lo que el perro no tiene pelo, ni suda.

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