Empleo primero, asilo después: así es la vida de estos migrantes
Leonardo Lobo, migrante venezolano, llegó a México con la intención de quedarse. Actualmente, trabaja como repartidor de comida en la Ciudad de México y recorre, incluso, zonas consideradas complicadas.
“Hago recorridos en Tepito y otras zonas que suenan como peligrosas. Regularmente, entro, recojo el pedido y hago la entrega sin problema”.
El trayecto migrante
Para llegar a México, Leonardo atravesó Colombia, Panamá, Nicaragua, Honduras y Guatemala, cruzando la selva del Darién. Sin embargo, no busca solicitar asilo ni regularizar su estatus migratorio por ahora.
A pesar de ello, afirma que su trabajo le permite vivir con estabilidad.
“Me va muy bien, gano entre 700 y 900 pesos por día y descanso un día a la semana”.
Leonardo, migrante venezolano.
Diana, migrante que encontró una oportunidad en México
Diana Zapata, originaria de Colombia, también ha decidido establecerse en México. Abrió un negocio de comida en la alcaldía Cuauhtémoc, donde fusiona gastronomía colombiana y venezolana.
“Combinamos el sabor colombiano con la comida venezolana”.
La mujer llegó al país como turista y no ha solicitado asilo debido a lo tardado del trámite.
“Nos cuentan que las filas son impresionantes. Quiero esperar a que baje un poquito la marea”.
Diana, migrante venezolana.
Originalmente, su destino final era Estados Unidos, pero, tras las restricciones migratorias del gobierno de Donald Trump, decidió establecerse en México.
“Teníamos planeado pasar al otro lado, pero las cosas no se dieron. Se dio la oportunidad de este negocio y por el momento el plan es quedarnos y crecer”.
Aumento en residencias permanentes
En 2024, el Instituto Nacional de Migración (INM) otorgó 70 mil tarjetas de residencia permanente, cifra similar a la del 2023.
Si Leonardo y Diana deciden solicitar asilo y son aprobados, podrían obtener este documento y acceder a derechos laborales formales en el país.
Por ahora, su prioridad es trabajar y construir su futuro en México.




