México en proceso de desertificación; en 2045 será un país árido
México se encamina hacia un futuro árido. Investigadores y especialistas alertan que la sequía avanza con fuerza, devorando tierras fértiles y reduciendo drásticamente la disponibilidad de agua, lo que podría convertir al país en una región desértica para 2045.
La alerta la dio Fabiola Sosa Rodríguez, jefa de investigación en Crecimiento y Medio Ambiente de la UAM, al advertir que el proceso de desertificación ya inició en el norte del país y se extenderá hacia el centro. Este fenómeno —respaldado por modelos climáticos— implicará sequías más intensas y prolongadas.
[TE PUEDE INTERESAR: Sequías y calor extremo amenazan a estos cultivos en todo el mundo]
México podría perder hasta 30% de su agua disponible para 2069
De acuerdo con Sosa Rodríguez, entre 2045 y 2069, la disponibilidad promedio de agua en el país caerá 25%, y a largo plazo la reducción podría llegar al 30%. Aunque las cifras parecen lejanas, los efectos ya son visibles.
El exdirector de CONAGUA, José Luis Luege, recordó que 2023 fue el año con la peor sequía en cuatro décadas, y alertó que los suelos aún no se recuperan del impacto.
“La sequía excepcional daña la tierra por años”, dijo.
[TE RECOMENDAMOS: Las peores sequías que han azotado a México a lo largo de la historia]
Agua subterránea, el recurso que también se está agotando
Aunque las lluvias ayudan a llenar presas, el problema de fondo es la disminución de los acuíferos.
“60 % del agua que se abastece a las principales ciudades proviene de agua subterránea, el 40% proviene de agua superficial”, señaló Sosa Rodríguez.
Sin embargo, cada vez hay menos recarga natural, lo que agrava la crisis.
“Parecería ser más evidente en el agua superficial porque empezamos a ver cómo bajan los niveles de las presas y nos alarmamos, pero tampoco estamos considerando qué es lo que está ocurriendo con el agua subterránea al haber menos recarga de los acuíferos” enfatizó Sosa Rodríguez.
El panorama no solo compromete el acceso humano al agua, sino también la seguridad alimentaria y el cumplimiento de acuerdos internacionales, como la deuda hídrica con Estados Unidos.