¿Por qué México se inunda cada temporada de lluvias? Drenaje, presas y ríos al límite

México enfrenta una emergencia recurrente: cada temporada de lluvias, los desbordamientos de ríos y presas provocan muertes, daños y miles de damnificados. Datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) confirman que la infraestructura hidráulica del país opera con rezago y que los sistemas de drenaje urbano se encuentran al límite.
De acuerdo con la CENAPRED y UNAM, las presas grandes no funcionan con su capacidad óptima y presentan problemas de azolvamiento o mantenimiento desde hace varios años. Además, la inversión en obras hidráulicas se redujo más de la mitad en la última década, lo que limita las acciones preventivas durante fenómenos extremos.

Presas antiguas y sin mantenimiento
La Conagua reporta que México cuenta con más de 6 mil presas, muchas con más de 40 años de operación. En varias de ellas, como La Angostura, en Chiapas, y Temascal, en Oaxaca, se ha tenido que liberar agua de forma preventiva para evitar sobrecarga estructural, lo que ha causado inundaciones en comunidades aledañas.
El azolvamiento —acumulación de sedimentos que reduce la capacidad de almacenamiento— limita la posibilidad de contención en periodos de lluvias intensas. Cuando los niveles se elevan de manera súbita, las compuertas se abren de emergencia, generando afectaciones río abajo.
Ríos desbordados y cauces modificados
El Servicio Meteorológico Nacional ha documentado que en estados como Veracruz, Tabasco y Guerrero, la saturación de suelos y los desbordamientos de ríos como el Papaloapan y el Usumacinta han provocado inundaciones en zonas habitadas.
El problema se agrava porque, en muchas regiones, los cauces naturales fueron modificados por obras urbanas o asentamientos irregulares. Según la CENAPRED, estos cambios reducen la capacidad de los ríos para absorber excedentes de agua, aumentando el riesgo de desbordamiento porque en cierta media, el agua reconoce su curso natural.

Drenaje urbano insuficiente
El caso de la Ciudad de México refleja la magnitud del desafío urbano. El Túnel Emisor Oriente, una de las obras hidráulicas más grandes del país, fue diseñado para reducir inundaciones en el Valle de México. Sin embargo, especialistas como José Luis Luege Tamargo, exdirector de la Conagua, y Eduardo Vázquez Herrera, director ejecutivo de Agua en la Capital, han señalado que el sistema no cuenta con mantenimiento suficiente ni conexión óptima con el drenaje profundo.
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El sistema de drenaje metropolitano, construido en 1975, ya no tiene capacidad para enfrentar precipitaciones extremas. A esto se suma la impermeabilización del suelo urbano, que impide la absorción natural del agua. De acuerdo con estimaciones de la UNAM, más del 70% del agua pluvial se evapora por falta de infiltración.

Lluvias más intensas por cambio climático
El SMN y la Conagua reportaron en distintos momentos que la actual temporada de lluvias se ha visto influenciada por la interacción de sistemas tropicales, canales de baja presión y el frente frío número 6. Esta combinación ha generado precipitaciones superiores al promedio histórico, con suelos saturados en gran parte del país.
Además, fenómenos derivados del cambio climático intensifican el ciclo hidrológico, lo que produce lluvias más concentradas y prolongadas. Esta tendencia aumenta la presión sobre presas, ríos y sistemas de drenaje que no han sido modernizados.
Una infraestructura al límite
Expertos del Instituto de Ingeniería de la UNAM advierten que México enfrenta una crisis estructural del agua, tanto por exceso como por escasez. Sin una estrategia nacional de prevención y adaptación climática, las inundaciones continuarán afectando comunidades cada año.

Las autoridades federales mantienen operativos de emergencia y monitoreo permanente, pero el desafío estructural requiere inversión sostenida, actualización de infraestructura y planificación urbana con base científica.




