¿Qué es el Tratado de Aguas de 1944 y por qué sigue generando conflictos entre México y EE.UU.?

| 13:42 | Francisco López | Uno TV
¿Qué es el Tratado de Aguas de 1944 y por qué sigue generando conflictos entre México y EE.UU.?
Cada año, México y Estados Unidos intercambian agua de sus ríos. Foto: Cuartoscuro

Mientras las exportaciones comerciales mexicanas a Estados Unidos libraron los aranceles impuestos por Donald Trump, ahora podría ser el agua lo que detone la activación de tarifas hacia nuestro país en el marco del Tratado de Aguas de 1944, ¿sabes de qué trata y por qué causa conflictos entre ambos países?

Tan sólo el jueves, el presidente estadounidense amenazó con imponer aranceles y sanciones a México, acusándolos de deber a Texas 1.3 millones de acres-pies de agua, así como de robar el líquido a los agricultores, a la vez de asegurar que se trata de un problema que data de varios años atrás.

¿Qué es el Tratado de Aguas de 1944?

Aunque no es el único que existe entre ambos países, el Tratado de Aguas de 1944 ha ordenado desde hace 81 años la distribución del líquido proveniente de los varios ríos que fluyen en torno a la frontera entre México y Estados Unidos, a fin de asegurar que los dos territorios cuenten con el abasto necesario.

En éste, ambos gobiernos, representados por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Departamento de Estado (DOS, en inglés), acordaron el intercambio de agua por periodos de 5 años, en los que deben entregar al otro:

  • Estados Unidos: 1,850 millones de metros cúbicos (Mm³) del río Colorado
  • México: 432 Mm³ del río Bravo

Mientras que el acuerdo tiene la característica de que EE. UU. debe pasarnos una cantidad fija cada año, mientras que nosotros no, siendo que sólo debemos cumplir con el total quinquenal, con la posibilidad de compensar en el siguiente periodo cuando uno quede corto. Siempre que esto no ocurra por dos o más ciclos seguidos.

Para evitar problemas, el cumplimiento del tratado es vigilado de cerca por la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y los Estados Unidos (CILA), en la que participan la SRE y el DOS.

¿Por qué hay conflicto ahora?

Sin embargo, aunque los ríos Bravo y Colorado, así como otros afluentes menores del lado mexicano, siguen en su lugar, con el paso de los años han reducido sus niveles de agua a causa de la sequía y la crisis hídrica que viven ambos países.

En 2020, el Gobierno de México acotó que el río Conchos, el más caudaloso, y que aportaba el 54% del agua que debe entregarse a Estados Unidos, redujo su aportación a 38%, por lo que tuvo que incrementarse la extracción de otros puntos.

Incluso, el quinquenio de 2015 cerró con adeudo, por lo que para 2020 tuvo que compensarse la cantidad faltante. Para este año, Donald Trump asegura que se deben 1.3 millones de acres-pies de agua que no han sido entregados a Texas en años pasados, un tema que incluso fue parte de la plataforma de campaña del republicano.

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Al respecto, el jueves la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum aseguró que, pese a que el país ha registrado tres años de sequía, se ha entregado el vital líquido “en la medida de la disponibilidad de agua”, cumpliendo con el Tratado de Aguas de 1944.

Agregó en su mensaje a través de la red X, que tras el reclamo de su homólogo su administración envió a Marco Rubio, titular del DOS, una propuesta integral con acciones de muy corto plazo para atender el envío del líquido a Texas, mientras la CILA sigue buscando opciones de solución que resulten favorables a ambos países.

Casos recientes que agravaron la tensión

Por otro lado, en cuanto a los casos que han agravado la tensión binacional a causa del acuerdo de agua, destaca la amenaza de Donald Trump a través de su red Truth Social como la más reciente, y donde no sólo reclama el pago del líquido adeudado, sino que ya también habla sobre imponer sanciones y nuevos aranceles.

2025: Apenas a finales de marzo, Estados Unidos negó el envío de agua del Río Colorado a Tijuana, Baja California, argumentando “las continuas deficiencias de México en sus entregas, en virtud del tratado de reparto de aguas de 1944”.

2020: Campesinos y agricultores tomaron las presas La Boquilla y Las Vírgenes para impedir el envío de agua a Estados Unidos, pues afirmaban que el tratado ha afectado a esta industria durante los tiempos de sequía, dejándolos sin el líquido, afectando sus cultivos. Las protestas dejaron dos muertos en febrero.

¿Qué dice México? ¿Se puede renegociar?

A la par de negar el jueves que se esté incumpliendo con el tratado, durante la conferencia mañanera de este viernes, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó una eventual renegociación del Tratado de Aguas de 1944, confiando en que en su lugar se alcanzará un acuerdo con su homólogo Donald Trump.

“No creo que deba negociarse. Es un Tratado justo […] lo que ha pasado es que hay menos agua en el Río Bravo, sobre todo, pues que llevamos casi cuatro años de sequía, entonces, pues hay menos agua, entonces lo que se están buscando son otras alternativas para técnicamente poder cumplir con el tratado”
Claudia Sheinbaum / presidenta de México

Asimismo, destacó que ya se envió una propuesta con acciones de muy corto plazo para atender el envío del líquido a Texas y que ninguno de los territorios resulte afectado, a fin de cumplir también con el tratado sin recurrir a una renegociación.

Agregó que podría ser que la secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, no estuviera enterada sobre las mesas de trabajo binacionales que se realizan sobre este tema, confiando en que se alcance algún acuerdo en los próximos días, desestimando los dichos del republicano al afirmar que esa “es la manera de comunicar del presidente Trump”.

Impacto en la vida real

Respecto al impacto del tratado en la vida de la población, destacan varios puntos, pues del lado positivo, la ciudad fronteriza de Tijuana recibe abastecimiento de agua para surtir los miles de hogares que la conforman.

Se habla de que el líquido negado a la ciudad en marzo es el equivalente al suministro de cuatro días.

Sin embargo, aparte de los beneficios, también destaca el lado negativo, pues para agricultores mexicanos en la zona norte del país, el tratado es una “pérdida de soberanía hídrica” por la cantidad que debe enviarse obligatoriamente cada quinquenio, aunque no haya suficiente para ambos compromisos.

Con ello, no sólo se afecta la parte de los cultivos y ganado, sino que también genera conflictos sociales ante las exigencias a las autoridades de incumplir con el tratado y privilegiar a la población mexicana. Sin mencionar los problemas con Estados Unidos ante el incumplimiento.

En tanto que, por último, destaca el posible impacto en los precios de alimentos y exportaciones de innumerables productos que dependen del agua y el riego, así como la afectación a la industria nacional en caso de tener que recurrir a las importaciones.