Estamos en el limbo: rusos esperan en México asilo de EU

Rusos esperan en Tijuana, México, asilo de Estados Unidos
Ciudadanos de Rusia están en un campamento improvisado en Tijuana. Foto: AFP

Familias rusas, que huyeron de su país, viven en un campamento improvisado en la ciudad de Tijuana, México, en la frontera con Estados Unidos, a la espera de que este último les otorgue asilo.

De Rusia a México

Con niños y adultos mayores, se instalaron en un costado del cruce peatonal de la Garita San Ysidro, que une a Tijuana, Baja California, con la ciudad estadounidense de San Diego. Usan sus maletas para definir el espacio correspondiente a cada familia.

No tienen acceso a sus cuentas bancarias por las sanciones internacionales contra Rusia por la invasión de Ucrania, y el efectivo que trajeron se les va a acabando.

Unos 35 rusos, según el Gobierno local, dicen haber llegado por avión y deben esperar a que las autoridades estadounidenses tramiten su ingreso, al igual que el resto de los migrantes, en su mayoría procedentes de Centroamérica. Sin embargo, los funcionarios estadounidenses dan paso inmediato a los ucranianos.

¿Qué opinan se su situación debido a la guerra?

“Dicen (los agentes estadounidenses) que solamente nos pueden decir que esperemos, que por ahora no nos pueden dejar entrar, y que a lo mejor no nos van a dejar ingresar”, comentó Anton, de 27 años, que viaja con su esposa.

“Parece que estamos en una especie de limbo que no se puede resolver por ahora”, añadió el joven procedente de Rusia, que habló en inglés, y expresó impotencia sobre las detenciones que sufren sus connacionales por las protestas contra la invasión de su país a Ucrania.

“No podemos regresar a Rusia. Estamos en una situación desesperada, en una situación económica potencialmente terrible porque no podemos tener ninguna fuente estable de ingresos de Rusia debido a las sanciones”, añadió.

Por su parte, Irina Zolkina, de 40 años, huyó de Rusia con sus hijos de 18, 10 y 3 años de edad. Salió el 3 de marzo de Moscú hacia Uzbekistán, desde donde tomó un vuelo a Cancún, Yucatán, en el este de México, a donde dice haber llegado el 14 de marzo.

Tijuana es una pieza clave

A Tijuana arribó tres días después, y desde entonces duerme en el suelo con sus hijos, a los que no pierde de vista ante la criminalidad que sufre esta región, debido al narcotráfico.

“Sí, estamos preocupados al estar aquí, pero es un riesgo que corremos para tratar de ir a Estados Unidos y ofrecerles un futuro mejor a nuestros hijos”, explicó.

El Gobierno de Tijuana planea “llevarlos a un lugar seguro”, probablemente a albergues para migrantes, informó el secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Fernando Sánchez.

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