San Mateo, apóstol y evangelista, se celebra hoy

El Evangelio de Mateo es el Evangelio eclesiástico por excelencia. Foto: Internet

San Mateo, el Evangelista, en hebreo fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús de Nazaret, así como lo señala el santoral católico.  

La tradición cristiana le atribuye la autoría del Evangelio de Mateo, pero alguna crítica actual relativiza esta atribución, al menos respecto al texto que nos ha llegado como tal. Etimológicamente, el nombre español Mateo proviene del griego Mathaios y este, del arameo Mattai, una forma corta del hebreo MattanYah, que significa “don de Dios”.

La tradición cristiana también le atribuye a Mateo la autoría del Evangelio de Mateo que lleva su nombre. El primer autor conocido en establecer esta atribución fue Papías, quien, hacia 110 o 120, en un texto citado por Eusebio de Cesarea, dice que “Mateo recogió en orden los logia en dialecto hebreo y cada cual los interpretó como podía”. 

Cabe aclarar que, el término logia no significaba necesariamente un evangelio: podía tratarse simplemente de una colección de máximas.  

De acuerdo con esta información, algunos antiguos autores cristianos consideraron a Mateo autor de un primer evangelio, escrito en arameo, lengua vernácula de Palestina del siglo I, cuya traducción al griego sería el texto ahora conocido como Evangelio de Mateo y que se celebra el 21 de septiembre

El primitivo original semítico está perdido, aunque varios autores primitivos lo citan; pareció basarse en los dichos de Jesucristo y fue utilizado por Mateo para su propia predicación. La Iglesia utilizó con carácter oficial canónico el nuevo texto griego, aparentemente traducido por el mismo Mateo.  

El Evangelio de Mateo es el Evangelio eclesiástico por excelencia, no solo por ser el más utilizado por la tradición primitiva de la Iglesia, sino porque en su estructura y formulación encarna una preocupación eclesial apologética vivida en las primeras generaciones cristianas.   

El objetivo del Evangelio está claro desde su redacción original: dar testimonio a los judíos de que en Jesucristo se cumplen todas las profecías del Antiguo Testamento relativas al Mesías. Cada vez más, los críticos descartan la teoría de que fue escrito después del Evangelio de San Marcos, ya que este contiene muchos detalles que Mateo no cita. 

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