“Ya no es robo de ductos, es contrabando de combustible por tren y buques”: Gonzalo Monroy sobre decomiso millonario
El reciente decomiso de 15 millones de litros de combustible ilegal en el norte del país no es un caso aislado ni se trata del típico robo de ductos. Es, según el especialista energético Gonzalo Monroy, una señal clara de una nueva modalidad de crimen económico: el contrabando de hidrocarburos a gran escala.
“Ya no es huachicol tradicional, esto es contrabando. Y no podría ocurrir sin la complicidad de autoridades”, advirtió Monroy en entrevista con Juan Rivas para Noticias en Claro. Según explicó, este combustible ingresa al país camuflado bajo otras fracciones arancelarias —como lubricantes— para evadir el pago del IEPS, el impuesto especial sobre producción y servicios.
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La operación, detalló el especialista, no afecta directamente a Pemex, sino al Servicio de Administración Tributaria (SAT), que deja de recaudar millones de pesos. Esta modalidad ha sido bautizada como huachicol fiscal.
Monroy subrayó que no se trata sólo de combustible robado ni adulterado, sino de un fenómeno mucho más estructurado, con logística sofisticada y complicidad oficial. “Estamos viendo ingreso por carrotanques, trenes y buques en puertos como Guaymas y Altamira. Algo de esa magnitud no pasa desapercibido, sin corrupción en las aduanas”, señaló.
Para dimensionar el impacto del decomiso, Monroy calculó que el volumen asegurado equivale a abastecer más de 340 gasolineras, o a surtir a más de mil vehículos, lo que representa un golpe directo al mercado formal, tanto de Pemex como de marcas privadas que operan legalmente.
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En cuanto al destino de este combustible ilegal, explicó que suele terminar en dos principales rutas:
- Empresas fachadas que simulan ser centros logísticos, pero almacenan grandes volúmenes en tanques ocultos.
- Transportistas que no cargan en estaciones formales, sino que cuentan con despachadores propios y adquieren combustible más barato en el mercado negro.
También identificó tres grandes formas de mercado ilegal de combustibles en México:
- Robo a ductos, común en carreteras y puntos clandestinos de venta.
- Adulteración, donde gasolineras mezclan producto para obtener ganancias extra (detectado en zonas como el Estado de México, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas).
- Contrabando, como el caso actual, donde el combustible entra sin pagar impuestos.
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Cuestionado sobre cómo prevenir este fenómeno, Monroy lamentó que, aunque en 2019 se desplegó vigilancia militar en instalaciones petroleras, la ausencia posterior del Estado —al desplazar a la Guardia Nacional a tareas migratorias— abrió nuevamente la puerta al crimen organizado y al contrabando.
Reiteró que el volumen y la logística del decomiso hacen imposible que se trate de un error. “Son 15 millones de litros. No es algo que pase por alto. La única explicación es la colusión de autoridades aduanales y portuarias”, concluyó.
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