¿Lo sabías? Así afecta la velocidad de un vehículo la visión de los conductores

Así afecta la velocidad de un vehículo la visión de los conductores
En los límites de velocidad no sólo cuenta el tiempo de reacción. Foto: Cuartoscuro

Una de las principales quejas de quienes manejan algún vehículo por las calles de la ciudad son los límites de velocidad, que incluso podrían ser determinantes para que uno llegue tarde o a tiempo al trabajo o la escuela.

Sin embargo, estos límites tienen como fundamento el llamado “efecto túnel”, que relaciona la velocidad a la que se viaja con la visión del conductor, en Unotv.com te explicamos de qué se trata este fenómeno.

¿De qué sirven los límites de velocidad?

De más está decir que es molesto tener que ir lento cuando tenemos que recorrer la ciudad o llegar a cierta ahora a algún lugar lejano, sobre todo si nos toca congestionamiento, pero las autoridades basan los límites de velocidad en el “efecto túnel”, que afecta directamente la visión del conductor al desplazarse, y de lo que además están pendientes los ajustadores de seguros.

Y es que algo muy similar a este fenómeno es el muy conocido “me tapó el poste” que sostiene el parabrisas y el techo de los automotores, y que es común escuchar después de un choque, pues esa parte de la carrocería impidió al conductor ver que el otro vehículo, ya sea automóvil, moto o bicicleta, se aproximaba en su dirección, hasta que ya fue muy tarde.

Pues en el caso de la velocidad su efecto es similar en el campo de visión del conductor, ya que mientras más rápido se desplaza el vehículo más se reduce su ángulo de visión, impidiéndole notar diversos objetos a su alrededor, lo que igual ocurre en las motocicletas, bicicletas y demás transportes, percibiendo su alrededor como si lo viera a través de un “cono” que sólo le permite ver con claridad una parte, la del centro, mientras lo demás lo ve de forma algo borrosa.

¿Por qué sucede?

Ello, de acuerdo con los científicos, ocurre debido a la forma en que convergen los rayos de luz sobre los objetos, así como el nivel de capacidad del ojo humano para adaptarse a los cambios de ésta e interpretar las señales que recibe, pues mientras se adapta para un punto, el observador ya está en otro.

Al respecto, debemos considerar que, sin movimiento, regularmente una persona tiene una visión periférica de 180 grados, mientras al ir a 35 kilómetros por hora el ángulo de visión se reduce a 104°, cayendo hasta los 18° al desplazarse a 150 km/h.

Asimismo, mientras a los 35 km/h el observador puede detectar objetos situados fuera de la carretera, a los 65 km/h su ángulo se redujo a 70 grados, mientras que a 100 km/h ya sólo es de 42°, por lo que el área clara de visión se limita a elementos cercanos a la vía o el carril anexo.

Mientras que a los 130 km/h el “círculo” verá con detalle abarcará un área poco más amplia que el ancho de la carrocería de un coche, a los 150 km/h perdió por completo la visión periférica, además de que ya no puede evaluar distancias y velocidades, haciendo más probable una colisión, por lo que los límites de velocidad siempre son factor determinante.

¿La velocidad es el único factor del efecto túnel?

Aunque el ir a altas velocidades sería la opción más obvia por la que un conductor reduciría su capacidad para observar su entorno y prevenir accidentes, hay otros factores, como el consumo de alcohol que no sólo altera la visión, sino que además altera otras funciones perceptivas y disminuye la capacidad de decidir.

Y mientras el alcohol y las drogas son la segunda causa de accidentes viales, no podemos olvidar el estrés o la ansiedad como otro factor del efecto túnel, pues además de sus efectos físicos, como taquicardias, dificultad para respirar, mareos o incluso sudoración, afecta la capacidad de reacción y reduce el campo periférico.

Ahora que también, al reducir a por debajo de los 60 km/h los límites de velocidad en algunas ciudades tiene que ver con el hecho de dar tiempo a los transeúntes cruzar calles o avenidas sin ser atropellados, considerando factores como la velocidad de caminata de las personas, el tiempo de reacción de los frenos de los automotores y la capacidad de reconocimiento de los conductores para que sean capaces de decidir entre frenar, esquivar o reducir la velocidad, según sea el caso.

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