La historia de cómo llegaron las jacarandas a México

Las jacarandas llegaron a nuestro país gracias a un par de ciudadanos japoneses. Foto: Instagram

Por sí mismos, los árboles de jacaranda ofrecen un espectáculo visual gratuito para los habitantes de las ciudades en donde están plantados.

En el caso de la Ciudad de México, estos árboles, además de ofrecer una abundante sombra, permiteN que los capitalinos logren hermosas postales como éstas:

Pero, ¿cómo es que llegaron a nuestro país? A continuación te contamos la historia de Tatsugoro Matsumoto, un japonés al que le debemos que en esta época del año, en los meses previos a la primavera, algunos puntos de la capital se pinten de tonos violáceos.

Las jacarandas llegaron a nuestro país gracias a un par de ciudadanos japoneses que trajeron el árbol que era similar al de los cerezos de su país.

En 1910, Sanshiro Matsumoto salió de Japón a México en busca de su padre que, 13 años atrás, había abandonado a él  y a su madre, con la promesa de que volvería.

A ese reencuentro le debemos que, en esta temporada del año, principalmente en los meses de marzo y abril, las calles de capitalinas se pinten de tonos violáceos por las hojas que poseen las jacarandas.

Es probable que, cuando llegó, no le fuera difícil encontrar a su padre, Tatsugoro Matsumoto, ya que había sido el creador de un majestuoso jardín con lago artificial, en el Palacio de Cristal, para festejar el centenario de la Independencia de México, convirtiéndose así en el jardinero favorito del porfiriato.

Una vez juntos, padre e hijo hicieron más fuerte el negocio de jardinería y se acercaron con el presidente Álvaro Obregón para proponerle sembrar árboles de jacaranda en la principales vialidades de la Ciudad de México, a lo que el mandatario accedió.

Así, Tatsugoro y su hijo pusieron en marcha un plan de crianza de jacarandas en sus viveros; el árbol había sido traído desde Brasil y una de las razones por las que querían imponerlo en México era porque el clima era ideal y sin lluvia durante la primavera.

Hoy en día, los árboles se aprecian en varios puntos de la Ciudad y llenan de color las calles por donde los dos japoneses, alguna vez, sembraron la semilla.

Qué opinas