San Judas Tadeo: el santo de los chilangos y de las causas pérdidas

La verbena popular de los chilangos dedicada a San Judas Tadeo nació de la fe de quienes esperan un milagro del santo. Foto: Cuartoscuro

Santo de las causas perdidas, de los milagros, de las promesas, al que veneran lo mismo pobres y ricos, políticos, artistas, jóvenes, madres solteras y hasta quienes han desviado el camino y se dedican a actividades delictivas. Es San Judas Tadeo y su celebración es este 28 de octubre.

La verbena popular de los chilangos nació de la fe de quienes esperan un milagro ante una grave enfermedad, quien tiene un hijo en la cárcel y espera una sentencia favorable, a los que buscan trabajo, quienes se encomiendan para recibir su protección o vienen a pagar una manda.

La verbena en honor a San Judas Tadeo

La verbena en las afueras del Templo de San Hipólito, en Reforma y avenida Hidalgo, es una mezcla de fervor, fiesta, comida y venta de diversos artículos como imágenes, escapularios, estampas, playeras, veladoras, medallas, corridos y raps que hacen referencia al santo que fue primo de Jesús.

El éxodo de la fe viaja lo mismo en el Metro, donde jóvenes en su mayoría, arriban al Templo de San Hipólito para visitar a San Judas Tadeo. Otros vienen caminando desde lejos como parte de las mandas que prometen, cargando las figuras del santo que pueden medir hasta dos metros de altura.

Es una festividad básicamente de los chilangos, aquí nació, con la gente de la Morelos, de la Lagunilla, de Tepito, de la Obrera y ahora ya se extendió a toda la ciudad, a otras partes del país e incluso al extranjero, asegura Nicolás Olvera, profesor y devoto.

En la verbena, el olor a la marihuana, los tatuajes de muchos jóvenes e incluso un reguetón dedicado a San Judas forman parte de este sincretismo que expone la realidad del país en materia de desempleo, violencia, consumo de drogas y la asociación de esta festividad a otros ritos como el llamado de la Santa Muerte.

Más de 10 mil personas en esta celebración anual, muchos de ellos jóvenes que han salido de algún reclusorio y quienes han elaborado ellos mismos sus figuras de San Judas Tadeo forman parte del paisaje en San Hipólito.

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